Del rey de Copas al Ángel del Atlético

La Cartuja fue azulgrana: 4-0 y final sin historia. Trigésimo primer título para el Rey de Copas, trigésimo quinto para Messi y primero para Koeman. Noche grande para el holandés, que no tiene garantizada la continuidad pero levanta un trofeo. Al otro lado de la ventanilla, Messi. Del burofax a La Cartuja, se marche o se quede, el argentino volvió a brillar, arropado por Griezmann, De

Jong o Piqué. Emocionado por su primera Copa con la cinta de capitán, Messi fue el protagonista de la noche. Levantó el trofeo, se abrazó con Laporta y dejó entrever que su futuro, que todavía no se ha decidido, tendrá más que ver con el proyecto de futuro que con el dinero. Ahora, negro sobre blanco, el club puede seguir trabajando en la auditoría – falta hace-, diseñar el futuro con margen y subir el listón de la exigencia. La Copa es bienvenida, pero al Barça se le pide perseguir la Champions.

EL ATLETI TIENE ÁNGEL “El fútbol es un estado de ánimo”, Valdano dixit. Dicho y hecho. Hasta descorchar el partido, el Atleti jugó de manera espantosa. Cuando abrió la lata, reventó al Eibar con goles y buen fútbol. Un gol es clave para dudar o avanzar, sufrir o liberarse. Si la pasada semana Simeone abrazaba a Correa tras fallar dos goles cantados, esta semana los papeles se invirtieron. Correa, puro barrio, sacó al Atleti de las tinieblas y abrazó al Cholo. “El trabajo siempre paga”, dijo Simeone. Y a Angelito le pagó. El Atleti sigue líder. Y tiene Ángel.

COURTOIS Y PUNTO Con medio equipo en la enfermería y una alineación `random', el Madrid dejó claro en Getafe que la cuesta arriba era pronunciada. Hizo lo que pudo, pero no le dio para más. Se dejó dos puntos en la carrera por el título, que pudieron ser tres de no ser Courtois, y aunque no encajó gol, sí mostró debilidad. Atendiendo al contexto de las múltiples bajas, el punto es bueno para el Madrid. Para el Barça, aún más. Y para el Atleti, el pinchazo blanco es gloria bendita.