De la sonrisa al llanto emocionado
Marc, que reconoce haber tenido la tentación de pelear por la clasificación, confiesa que el objetivo era terminar
Los médicos, satisfechos por la manera y la inteligencia con la que Marc afrontó su reaparición
“Al principio tuve la sensación de que, como en el patio del cole, los grandes abusaron de mí”, dice Márquez
Julià Márquez, que suele compartir carreras entre los boxes de Marc y Álex, se quedó en el de Repsol Honda
Todo empezó cuando el miércoles los hermanos, Marc y Àlex Márquez, se hacían la maleta para viajar a Portimao mientras sus dos perros, Stich y Shira, pululaban por la casa, apareció su madre, Roser Alentà, y le pidió a Marc
que no se fuese, que no la dejase sola “después de pasarnos nueve meses viendo las carreras juntos”. Fue Àlex quien, desde el fondo de la sala, descubrió que Roser estaba tratando de convencer, con un punto de melancolía, a Marc para que desistiese del viaje, para que renunciase a reaparecer en Portimao. “Mamá, ha llegado el momento, he de ir, debo ir, necesito ir, tengo que saber si puedo hacerlo”, le dijo Marc a su madre. “Venga, mamá, no insistas más, cuida de éstos”, añadió Àlex señalando a los dos perritos, que seguían haciendo de las suyas por la casa.
Y lo que empezó así, con una sugerencia imposible de Roser, terminó con un llanto “de emoción, no de dolor” de Marc, no solo ante todo su equipo, que le recibió con una enorme ovación cuando acabó la carrera, sino también frente al micrófono de DAZN de Izaskun Ruiz, que llegó a preguntarle, justo antes de que él le pidiese “dos minutos y continuamos” para volver a emocionarse, a llorar, si había temido no poder volver a correr. Todos lo que vivieron este emocionado, vibrante y triunfal fin de semana del regreso de MM93 aseguran que ha sido un momento único, irrepetible, nada que ver con las victorias y los ocho títulos acumulados por Márquez.
“Esto es, sencillamente, inolvidable. Forma ya parte de nuestras vidas, de la historia y de nuestra convivencia con Marc. Y dudo si poner los instantes vividos este fin de semana a la altura de los títulos conquistados”, asegura Santi Hernández, ingeniero de Marc desde el 2011. “Yo, como periodista, no he vivido un momento más bestia en mi vida. Marc ha demostrado que es aún más grande cuando se baja de la moto”, reconoce Izaskun Ruiz.
El mundo de las motos ha estado pendiente de Márquez durante todo el fin de semana. Si a la videoconferencia oficial del gran premio del jueves había conectados 40 periodistas, a la posterior con Marc en solitario había 80. Y el domingo, tras la carrera, los 20 periodistas españoles que siguen el campeonato iniciaron la videconferencia con una ovación cerrada, teletransportada, de más de un minuto. La admiración es global.
PRUEBA SUPERADA “No importaba la posición, importaba acabar. Fue una dura prueba, pero la superé con la ayuda de todos, desde mi familia, mi equipo, los médicos, Honda, los fans, los periodistas, todos me han ayudado a llegar hasta el final de esta dura prueba, que me deja muy, muy, satisfecho y orgulloso. Por eso estallé tras dar las gracias a todos”, comentó Márquez, que añadió: “Al inicio de la carrera, todos abusaron de mi, como abusan los mayores de los peques en el patio del colegio. Pero a mitad de carrera, me animé, pues tenía visualmente al segundo delante, pero llegó el señor del mazo y me dijo `o paras, o dejas de animarte, o no acabas'. Y preferí acabar”. “Es un genio, ya dije que Marc no tenía que demostrarnos nada, es el mejor, es único y todos los que trabajamos con él tenemos que estar muy orgullosos de lo que ha hecho, que es tremendo”, afirma su fisio Carlos J. García. “Marc ha demostrado lo inteligente que es, lo listo que es y lo maduro que es pues, pese a tener, cosa que no dudo, la tentación de intentar mucho más de lo que podía, ha hecho una carrera muy mental, muy inteligente, midiendo todos sus pasos, gestos y riesgos pues sabía que una caída podía arruinarle el regreso”, comenta el doctor Ángel Charte, máximo responsable médico del Mundial.
DE LAS DUDAS AL ÉXITO Es evidente que todos los presentes en el box del `team' Repsol Honda, empezando por el propio Marc, no sabían a ciencia cierta si el campeón de Cervera iba a ser capaz de acabar la carrera. El sábado por la tarde-noche se lo reconoció a todo el mundo, de la misma manera que reconoció, no tanto sentirse fatigado, como sentir cierto hormigueo, cosquilleo, en la mano y antebrazo, hasta el codo, nada que ver con el húmero operado tres veces. Todo normal, le dijeron los doctores, tras nueve meses de inactividad. Hay músculos que no se pueden entrenar si no es pilotando una MotoGP. Mientras los jefes japoneses de Honda, especialmente Takeo Yokoyama, el responsable técnico, no se reprimió ni un ápice al mostrar su felicidad por el comportamiento, rendimiento y resultado de Marc (el jefazo Tetsuhiro Kuwata siempre fue más discreto, aunque igualmente feliz), Alberto Puig, Team Manager del equipo, pasó, internado en el Clínic de Barcelona, uno de los peores fines de semana de su vida, viviendo, en la distancia, la reaparición de su campeón. Afortunadamente, Puig mejora día a día y podrá volver a disfrutar de Márquez, en quince días, en Jerez.
EL PADRE, A SU LADO Quien tuvo sus dudas, aunque las resolvió rápidamente, fue Julià Márquez. El pasado año, el padre de los campeones no tenía necesidad de moverse del box del Repsol Honda, este año tiene a Álex en el LCR Honda y a Marc en el equipo oficial y suele moverse de un taller a otro, pero decidió quedarse junto al equipo de Marc, sabedor de que era donde tenía que estar. Así, el primer abrazo, cuando entró agotado pero feliz al box, fue para su padre. La experiencia, sin duda, ha servido para comprobar que, tal y como reconocen los médicos, la fractura del húmero está más que consolidada, aunque Marc sigue tomando antibióticos como prevención para una infección, cosa que los doctores descartan por completo. “Marc está fuerte, muy fuerte, pero debe seguir dando pasos para aumentar su seguridad sobre la moto, de ahí que él insista en que aún no es el Marc verdadero”, dice el doctor Charte. “Cuando vimos que el viernes, tras nueve meses de inactividad, Marc acababa con una sonrisa de las suyas en su feliz rostro, todos nos sentimos liberados y contentos”, comenta Héctor Martín, director de comunicación del equipo Repsol Honda. “A partir de ahí, todo empezó a fluir con la normalidad con la que Marc hace las cosas y lo único que debíamos hacer, de nuevo, era acompañarle en su regreso. Lo peor ya había pasado”.