El sueño americano de Palou
Àlex Palou deslumbró en la primera carrera de la temporada en la IndyCar y venció en su estreno con el equipo Ganassi, vigente campeón
Ya estoy en el club de los ganadores... y esto acaba de empezar
El título es alcanzable, es el objetivo final, pero va a ser muy difícil
Àlex Palou (Barcelona, 1997) firmó ayer una histórica victoria en el Barber de Alabama, la primera carrera de la temporada en la IndyCar, igualando el éxito logrado por Oriol Servià en Montreal 2005, en la entonces denominada Champ Car. Una gesta que sorprende solo a los que no han seguido la imparable trayectoria de este talentoso piloto, al que en su día el malogrado Adrian Campos decidió darle su primera oportunidad en monoplazas, convencido de que era “la mezcla perfecta de las cualidades de Fernando Alonso y Antonio García”.
UN CAMINO DE ESPINAS Eso fue en 2014 y, por aquel entonces, para Campos y Palou el objetivo era la Fórmula 1. En su primer año, Àlex fue tercero el Euroformula Open y segundo la F3 española. En 2015 ganó una carrera en la GP3 y disputó cuatro carreras de F2 y seis de la Fórmula V8 3.5 en 2017. Pero el camino estaba lleno de espinas y al igual que hizo Antonio García, el piloto de Sant Antoni de Vilamajor no dudó en olvidarse de la F1, un sueño imposible, especialmente sin `padrinos' poderosos.
Decidió emigrar y embarcarse en otras categorías que le permitiesen luchar por victorias y títulos. Primero en Japón, completando una excepcional campaña en la Super Fórmula nipona, la máxima categoría de monoplazas de Asia, en la que finalizó tercero (2018). Y después hizo las `Américas'. Convenció a los responsables del Dale Coyne Racing en su primer test en la Indycar y firmó para las 17 carreras de 2020, logrando su primer podio en la tercera. Se estrenó en las míticas 500 Millas de Indianápolis a la sombra de
Fernando Alonso, con una gran actuación en calificación, situándose séptimo en parrilla. Los que hoy son sus compañeros más `ilustres', como Dario Franchitti o el vigente campeón, Scott Dixon, alucinaron. En carrera, el sueño de Palou duró 123 vueltas, hasta que estrelló su coche contra el muro. Rodaba noveno.
La sólida temporada de Palou, que en año de pandemia y sin referencias de los monoplazas ni los circutos de la Indy ya consiguió deslumbrar, le abrió las puertas del equipo campeón y más laureado, el Chip Ganassi Racing. Un salto de nivel que Àlex ha sabido aprovechar a la primera. Tercero en la parrilla de Barber, el catalan acertó con la estrategia de carrera y le ganó la partida a O'Ward y Rossi, con un `overcut' en la primera parada en boxes. Completó las últimas 30 vueltas en cabeza sin ceder a los ataques de dos `gigantes' de la Indy como Will Power (Penske) y su compañero Scott Dixon.
“Voy a seguir tratando de aprender. Esto no ha hecho más que empezar”, advirtió Palou, emocionado en meta. Chip Ganassi, dueño del equipo, le felicitó por radio: “Estaba súper contento. Me dijo `Bienvenido a los ganadores'. Así que ahora soy un ganador.
Pero tenemos que seguir construyendo. El título es alcanzable, aunque va a ser muy difícil. De momento lideramos el campeonato, es increíble”.
Y es que a Palou le espera un mes muy intenso, con tres carreras en los dos próximos fines de semana. El 25 el campeonato viajará a las calles de St. Petersburg (Florida) y el 1 y 2 de mayo llegará al óvalo de Texas. Por si alguien se lo pregunta, Àlex no tiene intención de volver a Europa ni de insistir con la F1: “La IndyCar es bastante más igualada. Siempre hay tres o cuatro equipos fuertes, cada uno con tres o cuatro coches. Eso hace que, como mínimo, haya diez o doce pilotos con opciones de ganar. Disfruto de este ambiente. Yo me quedo aquí”, dice. Y La IndyCar lo celebra. “Hello Palou”, le dijeron domingo en Alabama.