Quedan finales 7
No falló el Real Madrid el miércoles en Cádiz, tampoco el Atlético ayer y no podía hacerlo en Barça. Sigue toda la emoción. La Liga está viva
Sí, es la persecución de un sueño. Los jugadores del Barça, con Leo Messi como líder, incombustible y genial, se lo han grabado a fuego en la piel: la liga es posible.
Hoy, ese título está en sus manos. Si son capaces de ganar los próximos siete partidos, serán campeones. Todo un hito, una proeza, vinniendo de donde viene este Barça. No será fácil y el primero que no se fía es Koeman que anoche, por ejemplo, repitió el mismo equipo que maravilló en la final de la Copa del Rey, salvo un cambio: Sergio Roberto por Dest.
Lo dicho. Ronald no quiere confianzas. No toca lo que funciona. Da lo mismo que el visitante sea el Getafe o el Real Madrid. En el césped, los mejores. Aquí nadie descansa, aquí no hay que gestionar minutos.
Este Barça lleva meses rindiendo a un gran nivel. Fue capaz de encadenar diecinueve partidos sin perder en Liga, hasta que patinó en el Estadio Di Stéfano de Valdebebas. Por lo demás, es fiable. Y tiene hambre, como demostró sobradamente en La Cartuja frente al Athletic.
Por lo tanto, saben los azulgranas que no pueden fallar. Y que tienen que agarrarse a la filosofía `cholista'. Partido a partido. Ayer, Getafe. Ya llegarán los demás. No había fallado el Real Madrid en Cádiz el miércoles. Tampoco el Atlético ante el Huesca horas antes, así que era cuestión de imitar a sus rivales en la lucha.
Una lucha, por cierto, emocionante y sin cuartel, porque cada jornada de aquí al final de la Liga será a vida o muerte.
Máxima presión para los tres candidatos al títulos que saben, en su fuero interno, que el más mínimo tropiezo, un solo empate por ejemplo, podría ser definitivo para caerse del caballo.
Cómo de serio se lo estarán tomando Koeman y el equipo que siguen arriesgando con Leo Messi y De
Jong, ambos a una sola tarjeta de la suspensión. Llevan así varias semanas. Tarde o temprano tendrán que descansar. ¿Cuándo? Ojo, porque viene el Villarreal, luego el Valencia, después el Atlético. Sería un pequeño milagro que no se pierdan uno de estos partidos. Nunca se sabe dónde podría saltar la sorpresa, darse otra decepción, pero cada vez toma más cuerpo que ese Barça-Atlético del Camp Nou será decisivo. Conociendo a Koeman, no piensa así. Ya salió escaldado de las visitas en el Estadi del Cádiz, Valencia y Eibar, seis puntos perdidos que hoy se echan mucho de menos. Por eso, no hay rival fácil ni partido ganado de antemano.
Koeman hace bien en no fiarse y exigir jugar cada partido como si fuera la final de la Copa del Rey
La hora de la verdad se acerca, hay que saber manejar la presión y rezar para que siempre esté Leo
Anoche, en cuanto el balón echó a rodar, se acabó todo el ruido que ha girado alrededor del club y de la Superliga. Es la fuerza inigualable del fútbol. La afición vive al día, quiere cosas tangibles.
Y no fue, desde luego, coser y cantar porque el fútbol tiene estas cosas. Un equipo que dispara una sola vez a puerta puede ver como suben dos goles a su marcador. Un gol en propia puerta (Lenglet) y un penalty permitieron al Getafe acercarse 3-2 al Barça, que supo vivir con el miedo en el cuerpo hasta que
Araujo se redimió de la pena máxima que había hecho con un gol soberbio de cabeza. Tiene madera este chico.
Del susto a la goleada con detallazo incluido que demuestra quién es y cómo es Leo Messi. Podía haber intentado conseguir un `hat trick', pero el último penalty se lo dejó a quien lo había provocado, Antoine Griezmann. Lo dicho. Ahora quedan siete finales. Partido a partido. La Liga es posible. ¡A por ella!