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“Los diarios están en manos de gente que mira las noticias como el Ibex 35”

- Santi Giménez

Santi Giménez está en esas edades donde uno se da cuenta de que tiene el cuerpo de sus padres. Pla definía esos años de madurez como un proceso de enfriamien­to, pero Giménez

no está por la labor de que nadie le joda la fiesta. Cumplidos los 52, no le han abandonado ni los excesos ni las ganas de ser periodista. Tampoco una manera cachondísi­ma de entender la vida y una máxima: nada es tan importante, empezando por uno mismo.

La redacción de un diario da para muchas leyendas. A veces con algunos compañeros decimos: `Yo no hice la mili, pero trabajé en el SPORT' ....

[Risas]. Es un poco eso. En el `Diario de Barcelona' la redacción era un poco como una comuna. Íbamos a cenar todos juntos, de copas juntos... la gente se liaba entre ellos. Era tu familia. Te lo pasabas mejor ahí que en casa. No parecía que fueras a trabajar. Y es verdad que estaba todo muy jerarquiza­do como en la mili. Había mucho respeto por los mayores. Esa gente que estaba en Internacio­nal porque sabía francés y traducía teletipos, pero que no había hecho un viaje en su vida. Esta gente era muy tiesa y bebía mucho, pero era muy cariñosa. Porque tú también tenías que saber que entrabas ahí para aprender. Un poco lo que explicaba Alfonso Escámez, que entró de botones y terminó de director general en el Banco Central.

¿Qué le recomendar­ías a un becario para entrar bien en este mundo?

Es que las redaccione­s de ahora son otra cosa. Sitios silencioso­s sin alcohol, sin tabaco y donde está mal visto gritarse y cogerse por la pechera. Le recomendar­ía que saliera de la redacción y que esperara su momento para ayudar. Yo me acuerdo con la Guerra de Irak, que todos volvimos a la redacción sin que nadie nos dijera nada, y estuvimos hasta las tres de la madrugada. Sobre todo le diría la norma básica: ser buen tío. Si ayudas, ellos te ayudarán. No intentar llegar manifestan­do que lo sabes todo, aunque la gente que sale ahora de la facultad sabe muchas más cosas de las que sabíamos nosotros.

¿Qué es para ti un periodista?

Hay diversos perfiles. Está el periodista estrella reportero cojonudo que te saca noticias. Que es el que más brilla y el que todo el mundo quiere ser. Pero, para mí, el más importante es el tío que no se nota y está en una redacción. El tío que tiene en la cabeza los cuadrantes de fiesta. Que puede cambiar el planillo de memoria. Que sabe decirte, mirando el diario, ahora sacamos esta página y esta publicidad irá ahí. Esta gente para mí es la más fundamenta­l de todas.

Pero está el mantra de que uno no es periodista si no saca noticias ....

Y no es verdad siempre. Para que unos firmen exclusivas y reportajes tiene que haber un tío que tenga las páginas preparadas, que hable con los fotógrafos, con los maquetador­es… y esta gente es muy periodista y es el tipo de periodista menos valorado por fuera. Cuando estás en una final de un Mundial, hay 12 tíos que se quedan que son los que paren el diario de verdad. Y si no eres consciente de que tú solo eres el artista que acaba la obra, esto es una puta mierda.

En el libro está muy presente la nostalgia de un periodismo que ya no existe, pero no pareces una persona especialme­nte nostálgica... Es que no lo soy. Lo que sí que tengo es muy buen recuerdo de las primeras veces. En la novela se cuenta esa primera vez de cuando pisas una redacción con 19 años y lo que sientes cuando ves a esa gente que tanto admiras. Pero, ¿por qué es mejor lo de antes? Hostia, porque eres más joven. Yo echo de menos mi yo del 92. Hay un personaje de la novela que dice que ahora todo es mejor menos la fruta. Y es verdad. Es más fácil trabajar, tienes Internet, se puede volar más barato, ¡hostia, todo es mejor! Lo único que falla es que tengo 52 años en lugar de 20. Y eso sí es una putada.

Otro aspecto que aparece mucho en la novela es la camaraderí­a y ese universo masculino en el que se habla mucho, pero nadie cuenta sus problemas de verdad... Totalmente. A mí me ha pasado y hay un momento que te preguntas: ¿por qué no nos contamos las mierdas? Acabas pensando que tienes que ser siempre el más divertido de la fiesta. Pero la amistad no es plena si no compartes también la parte mala. A mí me ha pasado de enterarme a misses dites de la separación de un amigo. Y segurament­e el tío estaba hecho una mierda. Porque hay esta idea, y a lo mejor es generacion­al, de me cierro en la cueva, me lo como todo y después vuelvo a salir cuando esté presentabl­e. Es muy poco masculino pedir ayuda.

Llevas mucho tiempo en el periodismo deportivo, ¿nunca te has cansado de esto?

Nunca me he planteado dejarlo. Es verdad que hay momentos que te deprimes, pero entonces me recuerdo con 15 años y me digo: `a ver: ¿tú qué querías ser, idiota? Pues, deja de hacer el capullo y vuelve a ponerte seriamente'.

El Barça ha sido tu vida periodísti­ca; ¿cómo lo vives como aficionado?

Conocer a los de dentro hace que lo relativice­s todo. Te das cuenta de que este es un mundo de monas y no pasa nada. Y que es divertido pero tampoco tan importante. Como hace muchos años que no veo un partido del Barça como aficionado, eso me distancia mucho. A veces hay grandes éxitos y grandes derrotas que no siento. Entre el Barça y el periodismo siempre ha pesado más el periodismo. Me acuerdo de una conversaci­ón con Xavi Hernández después de perder la Supercopa contra el Sevilla, que Xavi me dijo: `Qué putada, ¿y tú cómo estás? Y le dije: `Yo, bien, creo que me ha salido una crónica de puta madre'.

Minuto 90. El Barça pierde una final y tienes la crónica cerrada. ¿Quieres que el Barça marque?

[Risas]. Prefiero que el Barça marque pero también te digo que, si van 4-0, tengo la crónica hecha y Messi marca el quinto y el sexto en los minutos de la basura, me cago en su puta madre. Toda crónica se puede arreglar con diez minutos más, pero lo que no se puede arreglar es la puta ficha técnica cuando marcan seis goles.

¿Los periodista­s ya no hacen falta?

Yo no descarto que la gente se canse del desorden generaliza­do. De que abras una web y te encuentres la noticia de dos periodista­s españoles asesinados en Burkina Faso al lado de la respuesta de Rociíto a Antonio David. Alguien tiene que ordenar esto y ahí entra el periodismo. Hemos dejado los diarios en manos de un tío que mira las noticias en la web como si fuera el Ibex 35. Y te dice, `hostia, es que da más clics lo de Rociíto'. Pues, oiga, `esa noticia es una mierda y además es mentira, ¡que le den por saco a Antonio David!'.

Entre el Barça y el periodismo siempre me ha pesado más el periodismo

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JAVI FERRÁNDIZ

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