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La final nunca estu

El Real Madrid ondeó la bandera blanca en Stamford Bridge y tendrá que esperar un año más para intentar el asalto a la decimocuar­ta: el equipo de Tuchel volvió a ser muy superior y demostró que los blancos no tienen nivel suficiente

- FRANCESC J. GIMENO

El Chelsea será el rival del Manchester City en la final de Estambul después de que el Real Madrid se mostrara incapaz de presentar batalla en Stamford Bridge y se viera superado en todos los niveles por un rival que además volvió a desperdici­ar un sinfín de ocasiones, especialme­nte en el segundo tiempo, para sentenciar mucho antes la eliminator­ia. Un gol de Werner en el 28' y otro de Mount en los últimos compases certificar­on que este Real Madrid no tiene nivel suficiente para aspirar a la Champions. Los blancos se vieron desbordado­s por el cuadro de Tuchel y tendrán que esperar un año más para luchar por la `decimocuar­ta'.

La apuesta de Zidane por los tres centrales, con Vinicius como carrilero, fue un fracaso. Tuvo el balón, pero no encontró la forma de incomodar al Chelsea, más allá de un par de aparicione­s de Benzema que resolvió con acierto Edouard Mendy. Los `blues' cedieron el balón a su rival esperando una oportunida­d para pillarles desorganiz­ados, y el plan de Tuchel acabó funcionand­o gracias a la inteligenc­ia de Kanté.

Un arranque del francés desembocó en el 1-0 después de que un primer intento de vaselina de Havertz se estrellase en el larguero. Werner se encontró un balón de oro en una situación inmejorabl­e, y no desaprovec­hó el regaló. Solo tuvo que empujar el balón con la cabeza. Dos minutos antes Benzema había tenido el 0-1, pero su remate desde la frontal fue despejado a córner por el meta local. El francés volvió a poner a prueba a Mendy a centro de Modric, pero la mano salvadora del meta frustró la ocasión. El Madrid no dio más noticias en ataque. Igual que en la ida, el equipo `blue' pudo haber hecho mucho más daño a su rival si hubiera tenido la precisión necesaria en varias contras.

SUPERIORID­AD Zidane estaba obligado a intervenir en el descanso, pero la salida de su equipo no invitó a pensar que el guión iba a cambiar. Todo lo contrario, el Chelsea dispuso de cinco ocasiones claras para aumentar su ventaja en 20 minutos. Los locales no salieron a especular. Todo lo contrario. En los peores momentos emergió la figura de Courtois, que evitó el descalabro al salir ganador de un mano a mano ante Havertz, y la mala puntería del Chelsea. El propio

Havertz estrelló un cabezazo en el larguero, Thiago Silva no acertó en sendos remates, Mount desperdici­ó otra llegada y Valverde se interpuso en otra contra de Kanté. La superiorid­ad del equipo de

Tuchel era aplastante. El balance ofensivo de los blancos en esta segunda mitad fue muy pobre, pese a que necesitaba­n con urgencia un gol para forzar al menos la prórroga. Los cambios de Zidane no tuvieron apenas efecto. El Chelsea era una roca inalcanzab­le. La esperanza de los blancos sobrevivió únicamente gracias a la falta de acierto de los `blues'. Cada llegada del Chelsea provocaba un cortocircu­ito en la zaga blanca, pero nadie fue capaz de acertar en el remate. Pero tan superior era el equipo de Tuchel que al final encontró la manera de asegurarse el billete para Estambul. Un nuevo robo de Kanté dio origen al 2-0 definitivo de Mount. La impotencia del Madrid era evidente a esas alturas.

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