Guardiola, la quintaesencia de un deporte llamado fútbol
Extraordinario lo que ha conseguido Pep desde 2008. Ganará su tercera Premier en cinco años y por primera vez el City jugará la final de la Champions
En algunos campos de fútbol modestos he podido leer, como si se tratara de un mantra, una frase con la que siempre me he identificado y que sirve perfectamente para educar a los jóvenes futbolistas que se inician en este deporte: “Ningún jugador es tan bueno como todos juntos”.
Esa frase la tienen grabada a fuego en la piel los buenos entrenadores que hay en todas las categorías y que suelen tener una visión del fútbol, del juego, muy diferente a la mayoría de periodistas o aficionados. En general, nos gusta destacar las individualidades, subiéndolos a un pedestal. Los técnicos, por su parte, prefieren poner el foco en lo colectivo. Tan importante es el gol de Griezmann como la parada de Ter Stegen, la asistencia de Alba o la recuperación de Busquets. Todo está conectado.
Nadie como Pep Guardiola para representar esta filosofía porque, si bien él ha sido el primero en alabar la calidad individual de sus jugadores cuando ha sido preciso, con Messi por ejemplo, todos los pasos que ha ido dando en su carrera como entrenador se han encaminado en la búsqueda de un equipo sólido, una plantilla versátil, buscando perfiles más que estrellas.
El extraordinario trabajo que está realizando en Manchester es un claro ejemplo de ello. Después de todos los títulos acumulados con el FC Barcelona y Bayern Múnich, acaba de clasificar al City para la primera final de la Champions League de su historia. Y en los próximos días levantará su tercera Premier League en cinco temporadas. Sencillamente, impresionante. Pase lo que pase en la próxima final frente al Chelsea, hay que sacarse el sombrero ante la obra que está escribiendo en la historia del fútbol.
Guardiola no tiene a Messi, Neymar, Mbappé, Lewandoski, Hazard, Cristiano Ronaldo... No, pero ha sabido rodearse de una legión de grandes futbolistas que creen ciegamente en su forma de entender y desplegar el fútbol.
Sus detractores dirán que con el dinero del City eso es fácil. No puede ser una afirmación más demagógica. En Inglaterra muchos clubes tienen el mismo dinero que el City para hacer fichajes: Chelsea, Tottenham, Liverpool, United, Arsenal.. La diferencia está en que Guardiola ha apostado por un sistema que funciona, porque tiene a los mejores futbolistas para que así sea. Ninguno está por encima de nadie. Ese equilibrio, el hambre y el trabajo diario le han llevado a estar donde está. La clave de su éxito también radica, y mucho, en el equipo que tiene fuera del terreno de juego. Colaboradores fieles, tan trabajadores como él, con los que ha creado un microclima mágico donde se encuentra en el Edén. Empezando por Ferran Soriano, acabando por Txiki Begiristain y pasando por Manel Estiarte, Lillo, Rodolfo Borrell o Lorenzo Buanaventura, en el City todos reman en la misma dirección. Allí no hay `ismos'. Por eso lleva cinco temporadas, habrá una sexta y quién sabe si más.
Pep ha encontrado en Manchester lo que no le pudo dar el Barça: PAZ. Pep no buscaba el reconocimiento del Camp Nou, pero sí un clima sano en el entorno, siempre tan destructivo. No nos queda más remedio que sentir sana envidia, porque le guste o no a algunos. Guardiola es uno de los nuestros.
En Manchester ha encontrado la paz y los medios para construir un gran equipo, dentro y fuera del césped