Los peligros del Chelsea
El mítico conjunto `blue', liderado por Pernille Harder y Sam Kerr ha demostrado que sabe competir como nadie
El último obstáculo que tiene enfrente el Barça para cumplir el tan ansiado deseo de ser campeonas de Europa es el ambicioso proyecto del club londinense. Al igual que las barcelonistas, la dirección del Chelsea decidió apostar hace varios años por un equipo ganador a nivel nacional con las vistas puestas en cerrar la brecha año a año con los grandes de Europa. En los últimos meses han realizado grandes incorporaciones ejemplificando ese afán y esa obsesión de su preparadora, Emma Hayes, de coronarse en la máxima competición continental. Jugadoras como Pernille Harder (protagonizando el fichaje más caro de la historia cuando pagaron 350.000€ al Wolfsburgo), Melanie Leupolz (una de las estrellas del Bayern Múnich) o anteriormente Sam Kerr (entre rumores de que es una de las mejores pagadas del mundo) han llegado a la capital británica con el propósito de un único objetivo: ganar la Champions League. Pero pese a la constelación de estrellas en la plantilla, no son uno de los conjuntos más dominadores de Europa. Ni siquiera practican un fútbol muy atractivo. El pragmatismo, la pegada y una capacidad de supervivencia y oportunismo inusitado son las características que mejor definen a este equipo. Y como prueba de ello son las tres eliminatorias previas a la final.
Fueron capaces de ganar al Atlético en la ida de octavos de final jugando casi 80 minutos con una futbolista menos y salvando dos penaltis; consiguieron obrar una especie de milagro al ganarle al Wolfsburgo en la ida de los cuartos de final en un partido en el que las alemanas (otrora su bestia negra) tuvieron ocasiones clarísimas de gol como para golear y sentenciar; y noquearon al Bayern de la nada con un gol en el minuto 84 del partido de vuelta cuando las sensaciones eran que las bávaras podían anotar y certificar su billete a la final. Incluso hace poco en el duelo que decidía la liga inglesa la portera sacó una mano prodigiosa que evitó la remontada del City, y por ende, le dio el título a las “blues”. Puede que se hayan metido en la final de la forma menos `glamourosa' posible. Pero para llegar a ella han tenido que batir a dos gigantes de Europa como Wolfsburgo y Bayern. Algo nada sencillo. Podéis llamarlo “suerte”, aunque yo prefiero “competitividad”. Y este Chelsea de Emma Hayes es uno de los equipos más competitivos que hay. ¿Bastará para vencer al equipo más dominador del fútbol mundial esta temporada? Esa ya es otra cuestión.
1 PEGADA (EN EL MOMENTO OPORTUNO)
Un tridente formado por Pernille Harder (16 goles), Sam Kerr (27 goles) y Fran Kirby (25 goles) da miedo porque su calidad diferencial puede marcar diferencias en cualquier momento. Cualquier error con ellas cerca de área propia es penalizado. Y parecen tener un don único para aparecer o bien cuando su equipo más lo necesita, o cuando más daño psicológico pueden hacer al rival. Es algo desmoralizador.
2 PACIENCIA Y CALMA
Si bien todos los equipos grandes se diferencian del resto por su intención de dominar los partidos implantando su estilo e intentando imponer un ritmo que el rival no pueda seguir; el Chelsea se repliega atrás, suele ser muy pasivo en la presión, y no le importa no tener el balón. Busca que pasen pocas cosas, aprovechar sus oportunidades. Que el equipo rival poco a poco se vaya atascando en un ritmo lento, que se terminen precipitando con balones directos… Y aprovechar la suya.
3 TRANSICIONES
Si algo maneja a la perfección este equipo es jugar a campo abierto con quizás la jugadora más inteligente en esas vicisitudes como es Pernille Harder. Ellas sufren mucho defendiendo a campo abierto, pero te pagan con la misma moneda si les dejas. Las tres de arriba con espacios y atacando las espaldas de las defensoras son un verdadero dolor de cabeza. Dejarlas correr, gracias a que las tres conducen de maravilla y ejecutan muy bien, es sinónimo de gol encajado.