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“Mi sueño de niño era jugar un día en el Barça”

Querido y admirado por su personalid­ad, talento y humildad, el de L'Hospitalet comparte con SPORT una de sus grandes pasiones: el Barça

- TONI FRIEROS MAITE JIMÉNEZ Vídeo VALENTÍ ENRICH Fotos

Se siente como un niño con zapatos nuevos. Se le ilumina la sonrisa y llama a su hijo para compartir con él la experienci­a de pisar el Camp Nou. Es todo emoción.

¿Qué siente al estar aquí?

Me siento muy humilde, porque entiendo la grandeza de este lugar. Lo que es capaz de emocionar. Es grandioso no solo por lo que ocurre en el campo, también en la grada. Sirve como drenaje y lugar de conexión para millones de personas.

¿Por qué se hizo del Barça?

Porque nací en Barcelona y es un club que me representa. Cuando voy a Argentina, por ejemplo, todo el mundo está orgulloso de ser de Boca o de River. Pues en mi barrio, éramos y somos del Barça, y estábamos y estamos orgullosos de serlo.

Nació aquí al lado, en el barrio de La Florida de L'Hospitalet.

Viví en el barrio hasta los veinte años, siempre en la misma casa. Allí todo iba de la mano con el fútbol. En la calle se jugaba a fútbol, los niños soñaban con jugar a fútbol… Y durante un corto tiempo mi sueño también fue jugar en el Barça.

Lo consiguió...

Jugué en el filial del Barça de fútbol sala. No llegó al año. Tuve tiempo para pensar, para soñar, para imaginar, como todos los chavales que han vestido esta camiseta.

Háblenos de sus inicios...

Empecé jugando en el Ràpid de Hospitalet. De ahí, me fui a la Penya Barcelonis­ta Cinc Copes, Can Vidalet, Montañesa y acabé en el Barça.

¿Por qué lo dejó?

Simplement­e porque era totalmente incompatib­le con mis estudios y mi vida musical.

Estudió informátic­a…

Sí, me especialic­é en telecomuni­caciones.

¿Qué tipo de futbolista era?

En fútbol once era interior derecho, pero en fútbol sala era mucho más versátil. Mis referencia­s futbolísti­cas eran Cardeñosa, Juanito, Santillana… Schuster también era un grandísimo referente. ¡Eran tantos!

¿Y Leo Messi ahora?

Ha marcado un antes y un después no solo en el fútbol, sino en el mundo del deporte. En él converge la humildad, el trabajo, el pundonor, la pasión y el talento. Cuando tengo que hablar con mi hijo, Messi es siempre una referencia y un ejemplo. Hemos tenido muchísima suerte de tenerlo durante tantísimos años, de verlo crecer y de compartir este estadio con él, en el que nos ha regalado infinidad de genialidad­es.

¿Qué crédito le da a Guardiola en el prestigio que tiene el club?

Ahora se le ve como un genio. Antes, como a un loco por atreverse a hacer cosas que nadie se había imaginado. Él aplicó ciencia al fútbol de una forma tan transversa­l que acabó creando escuela. Su manera de ver el fútbol es imitada y estudiada en muchos clubs del mundo. Guardiola es

Mi padre fue el hombre más feliz del mundo el tiempo que estuve jugando en el Barça de fútbol sala

otro estandarte y otra referencia que representa al Barça, esté en el lugar del mundo en el que esté.

¿Cuando está de viaje intenta ver al Barça?

No siempre se puede, pero lo intento, desde luego.

¿Ha visto en directo alguna final de Champions League?

Claro, estuve en París en 2006 y en Berlín en 2015.

¿Cuál es el momento de mayor excelencia futbolísti­ca que recuerda?

Los dos tripletes. Teníamos un equipo que podrá ser recordado por su excelencia por los siglos de los siglos. En cualquier parte del mundo en la que he estado, siempre que se habla de Guardiola, se habla del Barça. Ya puede estar en Alemania o en Inglaterra, es igual. Él siempre será del Barça y seguirá vinculado al Barça.

Tiene relación con muchos jugadores de la plantilla…

Así es, tengo una relación muy bonita con algunos de ellos. Lo que más me gusta del mundo es poder ver un partido de fútbol con ellos. Te hacen ver cosas que por ti solo no eres capaz de ver.

El fútbol era la pasión de su padre.

Él me llevaba al Palau cada día y me recogía. Era el hombre más feliz del mundo el tiempo que estuve jugando en Can Barça.

Lo perdió siendo muy joven.

En un accidente. Yo tenía veinte años y él cuarenta y dos. Él siempre me ayudó a reenfocar los momentos negativos, era muy persistent­e. Muchas de las cosas que he conseguido a lo largo de la vida han sido gracias a la educación que me dio mi padre.

A los veintiséis años dejó un trabajo estable para dedicarse a la música.

Todo el mundo me decía que estaba loco. Empecé tocando en bares e incluso pagaba para que me dejaran tocar. Tuve que tomar una decisión, porque no se puede estar en misa y repicando. Y lo dejé todo para intentarlo de verdad en la música.

¿Fue duro?

Me presentaba en la discográfi­ca cada día de 8 a 2 y de 4 a 7. Trabajaba para mí mismo. Me hacía los planes de promoción, llamaba a las emisoras de radio para ofrecer mis canciones…

La aparición de `Devuélveme la vida' en Operación Triunfo fue un punto de inflexión en su vida, ¿no?

Me explotó la cabeza cuando escuché por primera vez una canción mía en la radio. Algo había empezado a ocurrir. En cuestión de ocho meses era disco de platino. De la noche a la mañana, mi vida cambió por completo. Fue abrumador.

De repente, famoso.

A pesar de todo, tengo los mismos amigos de siempre, salgo a la calle, juego al fútbol… Lo que más me gusta de todo esto es haber conseguido el respeto y el cariño de la gente.

En la música, como en el fútbol, hay mucho talento pero pocos llegan a lo más alto.

Exactament­e. Es como una carrera de fondo en la que hay que abrir y cerrar las puertas adecuadas. He tenido la suerte de acertar, basándolo todo en la humildad y el trabajo que me enseñó mi padre. No hay otro secreto para el éxito.

Le veo feliz…

Soy feliz porque tengo todo lo que necesito. De hecho, tengo más de lo que preciso.

¿Qué significa el programa `La Voz' en su carrera?

Para mí es el motor que ha hecho que mucha gente me haya aceptado definitiva­mente como parte de su universo sonoro.

Escribe todas sus canciones. ¿Cómo se inspira?

Si se deja de tener contacto con la realidad, es difícil inspirarse. La clave es vivir la vida tal como es.

Se emociona como un niño cuando ve cantar a una persona joven a quien no conoce.

Hay cosas que ni quiero ni puedo evitar. Yo sigo siendo Antonio Orozco, no trato de parecer lo que no soy ni de esconder nada. Es mucho más bonito expresarse y normalizar las cosas. `Aviónica' es su octavo disco. Han transcurri­do cinco años desde el último.

En este tiempo escribí una obra de teatro y he estado luchando con la vida, porque me ha dado golpes muy fuertes. Como todo ser humano, he tenido momentos en los que necesitaba encontrarm­e. Este disco es, sin duda alguna,

Leo Messi ha marcado un antes y un después no solo en el fútbol, sino en el mundo del deporte

Ahora se ve a Pep como un genio. Antes, como a un loco por hacer cosas que nadie había imaginado

Me quedo con los dos tripletes. Será recordado por su excelencia por los siglos de los siglos

Cuando hablo con mi hijo, Messi siempre es una referencia y un ejemplo a seguir

el disco más importante de mi carrera y de mi vida. Me brinda la oportunida­d de estar en grandes escenarios y estadios en los que sólo había soñado con estar.

¿Qué ha querido transmitir con la canción `Entre Sobras y Sobras me Faltas'?

Es un buen momento para decirlo. A veces hay que romper con todo para empezar de nuevo. Hay mucha gente que lo está pasando mal y me gustaría decir que nunca hemos tenido un mejor momento para volver a empezar, para volver a crear, para volver a soñar…

Y también para escuchar a Antonio Orozco.

‘La Voz’ ha hecho que mucha gente me haya aceptado definitiva­mente como parte de su universo sonoro

‘Aviónica’ es, sin duda, el disco más importante de toda mi vida

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