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Una etapa intensa

La RFEF cerró de manera oficial la `era Luis Enrique', una etapa de dos años marcados por lo emocional: fiel a su estilo, Lucho imprimió su sello al equipo, se autoprocla­mó líder y recibió todos los focos. Le fue bien en la Eurocopa y mal en el Mundial

- JORDI GIL/JAVIER GIRALDO

La RFEF cerró ayer una etapa con puntos de lucidez, pero también con fricciones y, sobre todo, una gran decepción en el Mundial de Qatar 2022. Luis Enrique, cuya salida se confirmó ayer a través de un comunicado de prensa, consiguió el primer objetivo que le encomendó Luis Rubiales: levantar a una selección decadente en Rusia 2018. España cambió de cara desde su debut con una victoria en Wembley en la UEFA Nations League, si bien no pudo clasificar al equipo para la Final Four después de dos derrotas consecutiv­as ante Inglaterra y Croacia.

En la clasificac­ión para la Eurocopa de 2020 solo pudo dirigir el partido ante Noruega antes de abandonar con urgencia Malta debido a la enfermedad de su hija. REGRESO EN 2019 Robert Moreno, su asistente hasta entonces, completó la clasificac­ión para el torneo, pero Rubiales decidió que Luis Enrique regresara al cargo una vez que el asturiano se vio con fuerzas en noviembre del 2019.

Fue un regreso polémico por sus acusacione­s de “deslealtad” hacia Roberto Moreno. Lucho, eso sí, se quedó con el `staff' de Moreno, es decir, el preparador físico, Rafel Pol, y el psicólogo, Joaquín Valdés, como núcleo duro. La pandemia le impidió iniciar la liguilla de la siguiente edición de la UEFA Nations League, que arrancó en septiembre de 2020. Este periodo tuvo un final brillante con el 60 a Alemania en La Cartuja que clasificó al equipo para la fase decisiva de Milán.

España eliminó a la campeona de Europa, Italia, en su casa y solo cayó con Francia en la final con un gol en fuera de juego de Mbappé.

CLASIFICAC­IÓN AGÓNICA En la fase de clasificac­ión para el Mundial del 2022, España sufrió hasta el último partido en La Cartuja para certificar su pase como primera de grupo con la victoria ante Suecia con gol de Morata.

Durante este periodo, Lucho tomó la decisión de prescindir de Sergio Ramos y no se llevó a ningún jugador del Real Madrid a la Eurocopa. El peaje que tuvo que pagar el asturiano fue muy alto por parte de la prensa afín al madridismo, que nunca le ha perdonado que haya apostado más por el bloque del Barça, con un fútbol más próximo a sus ideas.

Luis Enrique catapultó a Pedri y, especialme­nte a Gavi, cuando nadie creía que era su momento.

Defendió a jugadores como Eric García o Ferran Torres, a los que tenía mucha fe, y Sergio Busquets fue su líder en el campo. Un talante distinto para una selección que se había puesto en exceso en manos de los jugadores, con el mandato de Sergio Ramos. EL LÍDER DE LA ROJA Luis Enrique pasó a ser el líder, con poder absoluto, y llevó sus ideas al límite, como imponer hasta la indumentar­ia toda roja o realizar `streamings' en Doha. Se la jugó a una carta y necesitaba el respaldo de los resultados. El Mundial fue un fiasco y se lo ha llevado por delante. El asturiano deja un legado, por más que un sector de la prensa haya dirigido sus misiles contra él desde el primer día: España es una selección joven y de futuro, fiel a una idea que ya la hizo campeona del mundo en 2010 y de Europa en 2008 y 2012, con el balón como protagonis­ta y una innegable filosofía ofensiva.

Quedan los nombres (Gavi, Pedri, Olmo) y el estilo. Sobró crispación (la personalid­ad del técnico no ayudó a conciliar) y faltó una actuación convincent­e en el Mundial de Qatar, epílogo de una etapa muy intensa en la selección.

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EFE

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