No me gustaría estar en la piel de Laporta
El presidente del Barça tiene motivos para estar preocupado. No me gustaría estar en la piel de Joan Laporta. Se le acumulan las dificultades con el hándicap de que muchos problemas son heredados. Fue elegido hace dos años y vive los momentos más convulsos de la historia culé. Ni mucho menos podía imaginar tantos contratiempos víctima de circunstancias externas, campañas orquestadas y falta de liquidez. Deportivamente el equipo comienza a levantar cabeza tras años de decepciones y fracasos. El título de Liga está cerca y será un título, sin duda, del todo merecido. Económicamente se buscan soluciones para reducir una deuda que situó a la entidad al borde de la quiebra. A nivel de instalaciones se afronta la construcción del `Espai Barça' en el momento más difícil, con los intereses subiendo y los presupuestos desmadrados. Y por si fuera poco, el `caso Negreira' supone el riesgo de quedarse un año fuera de la Champions League con el daño reputacional y económico que significaría. Un panorama complicado que necesitará tiempo y paciencia para arreglarse.
El futuro del Barça gira en torno a un triple objetivo: ganar títulos, construir el `Espai Barça' y remontar la situación financiera. Todo ello sin que los socios tengan que poner un euro y sin que el club se convierta en sociedad anónima. Tan difícil como la cuadratura del círculo. Un imposible que solo será posible si los barcelonistas cierran filas y son conscientes de la gravedad de la situación. Ahora más que nunca hay que apoyar al Barça, no solo aplaudiendo desde el campo, sino respaldando las decisiones de la directiva para remontar la crisis actual. No es momento de rencillas ni de traiciones en campo propio. Hay que defenderse de los ataques foráneos remando todos en la misma dirección. Si el Barça es `més que un club', ser barcelonista ahora es una cuestión de fe y sentimiento. Hay que crecerse ante las adversidades, es necesario luchar para recuperar el prestigio herido. El `caso Negreira' ha servido para confirmar que los enemigos tienen la escopeta preparada. Los tiros vienen de todos lados, desde la Liga, la UEFA y desde diversos medios de comunicación influenciados por el poder blanco. Demasiados frentes abiertos.
Nos esperan tiempos difíciles en los que la unión de los barcelonistas es indispensable. Los socios deben confiar en la capacidad y valentía de Laporta para salir cuanto antes de la tormenta. De nada sirve lamentarse cuando queda tanto por hacer. Afrontemos el futuro con esperanza. Ganando en el campo y con profesionalidad en los despachos. Levantando la Liga y comenzando las obras en el Camp Nou. Desmontando las acusaciones arbitrales y potenciando el equipo. Solo así se conseguirá un equilibrio institucional que hace años que no existe.
El actual presidente no podía imaginar estar inmerso en tantos problemas externos