Pierde fuerza que el club pagara a árbitros
La tesis del presidente Joan Laporta de que la entidad blaugrana “nunca ha comprado” colegiados se está viendo reforzada en los últimos días
El 21 de febrero, hace ya mes y medio, Joan Laporta rompió su silencio sobre el `caso Negreira', destapado seis días antes por la Cadena SER. Ese día, en el Camp Nou, anunció dos cosas: una investigación externa y una rueda de prensa explicativa por su parte. La primera de esas iniciativas está en marcha y la segunda aún debe producirse. Es evidente (porque está probado) que Negreira cobró dinero del Barça, que gran parte de los servicios que presuntamente prestaba a cambio (asesoramiento e informes arbitrales) carecen de respaldo documental y que el proveedor era en aquellos años vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros de la RFEF. Pero la tesis de que el dinero, o parte de él, acabara en el bolsillo de algunos árbitros para favorecer al Barça en el terreno de juego está perdiendo fuerza. En primer lugar, porque, pese a la presión social a la que se ha visto sometido el colectivo, ni uno solo de las decenas de árbitros de Primera División en esas casi dos décadas ha sugerido que esa práctica pudiera existir. Entonces, ¿por qué el Barça, con cuatro presidentes distintos (Gaspart, Laporta, Rosell y
El análisis de la documentación de la Fiscalía podría indicar que el éxarbitro era un intermediario
Enríquez y el fallecido Josep Contreras serían los encargados de llevar a cabo estos acuerdos
Bartomeu) pagó al menos 7,2 millones de euros a Negreira? La tesis que más fuerza está cogiendo en los últimos días, a partir del análisis de la documentación que la Fiscalía puso a disposición del juzgado, es que el exvicepresidente del CTA era un vehículo para que directivos del Barça cobraran, indirectamente de las arcas del propio club, sobresueldos en dinero negro.
Directivos que, por estatutos, no pueden cobrar un salario de la entidad azulgrana.
El rol del fallecido directivo Josep Contreras, intermediario y comisionista de los acuerdos entre el Barça y Negreira, refuerza esa teoría. Según esta tesis, esbozada por Hacienda en su informe, el dinero que salía de las arcas del Barça se repartiría entre él, el exárbitro y, posiblemente, esas terceras personas vinculadas al club.
La labor de la Guardia Civil, a quien la jueza ha encargado la investigación del caso, es ahora encontrar pruebas y evidencias que permitan descubrir si, como defiende Laporta y también muchos de sus enemigos, “el Barça nunca ha comprado árbitros”.