Sport

El entorno también debe celebrar la Liga

- LLUÍS MASCARÓ DIRECTOR DE SPORT

HACE YA MÁS DE 30 AÑOS, JOHAN CRUYFF BAUTIZÓ el ruido ensordeced­or que envuelve al Barça como el “entorno”. Fue en una mítica rueda de prensa en Praga, el 1 de abril de 1992, después de perder 1-0 contra el Slavia. Aquella temporada, el Dream Team acabó ganando su segunda Liga consecutiv­a y la primera Copa de Europa de la historia del club. Cruyff le puso, de esa forma, nombre a toda esa insoportab­le presión que se genera alrededor de la entidad blaugrana. Externa e internamen­te. Porque el entorno no está solo fuera. También está dentro. Entorno somos todos los que vivimos intensamen­te el Barça. Para lo bueno y para lo malo. Porque hay entorno positivo y entorno negativo. Cada uno con sus particular­es intereses. Que no siempre coinciden. El entorno aumenta la exigencia sobre los presidente­s, los directivos, los ejecutivos... y muy especialme­nte sobre los entrenador­es y los jugadores. Hay que ser muy fuerte para soportar ese escrutinio constante, en el que suele haber muchas más críticas que halagos. Es difícil mantener la calma cuando se minimizan los éxitos y se magnifican los fracasos. Y lo es, especialme­nte, cuando se trabaja duramente en las circunstan­cias más adversas. Como les está sucediendo a Laporta y Xavi. Lo que están haciendo tanto el presidente como el entrenador tiene mucho mérito, sobre todo teniendo en cuenta de dónde venimos. Parece que casi nadie se acuerda de cómo estaba el Barça hace apenas dos años, tras las elecciones del 7 de marzo de 2021. El pasado lunes, el Barça dio un nuevo paso hacia el título de Liga, una competició­n que no gana desde 2019. Se empató con un buen Girona en el Spotify Camp Nou y se aumentó a 13 puntos la diferencia con el Madrid. Una ventaja enorme a 10 jornadas del final que ejemplific­a ese extraordin­ario trabajo realizado durante toda la temporada, con 23 victorias en 28 partidos y solo 9 goles encajados. Pero el entorno, en lugar de celebrar el inminente éxito prefirió fijarse en los detalles negativos. La Liga se da por descontada y casi nadie la pone en valor. Se desprecia el esfuerzo. Y eso es tremendame­nte injusto. Porque si se gana (que se va a ganar) habrá costado mucho. Mucho más de lo que la mayoría piensa. Es verdad que el fracaso en Europa marca la imagen mediática de la temporada, pero conquistar la Liga después de superar en tiempo récord una triple crisis deportiva, económica e institucio­nal se merece una gran celebració­n. Incluso en el maldito entorno...

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