El infierno no intimidó ni siquiera a los árbitros
Ni siquiera la facción más radical de la afición del Partizan, los temidos `Grobari' (Sepultureros), provocaron incidentes en un duelo muy caliente que tendrá su prolongación mañana en la pista sede. Si gana el Madrid, la serie se decidiría en el WiZink
Por suerte, el baloncesto y la deportividad reinaron en Belgrado pese a que las expectativas eran cuando menos preocupantes tras lo sucedido el jueves en el Wizink cuando el Real Madrid y el Partizan ensuciaron el deporte con mención especial para Guerschon Yabusele.
El club blanco había realizado exigentes peticiones a la organización para garantizar su seguridad en tierras balcánicas, como ser escoltado desde el aeropuerto sin pasar por las terminales, gozar de seguridad en el hotel y reforzar las medidas en la sede del partido. De hecho, incluso Obradovic había tratado de calmar los ánimos con declaraciones que lo honran y el responsable de seguridad del Stark Arena aseguró que vaciarían las gradas al menor incidente.
AMBIENTE ESPECTACULAR En Serbia se vive el deporte con una pasión única. En un pabellón que se llenó a reventar en 2016 para la final del Europeo de Waterpolo de 2016 en la que los anfitriones vencieron a Montenegro por 10-8, 20.000 almas vibraron recibieron a su equipo con un espectacular mosaico dedicado a Obradovic y vibraron cuando su equipo salió en tromba y se situó 12-0. Con una pancarta en serbio que venía a decir que el trabajo hay que terminarlo, los espectadores siguieron de pie casi todo el partido y trataron de amedrentar al Madrid y a los árbitros, pero no lo consiguieron en ninguno de los dos casos.
De hecho, escatimaron una canasta al Partizan con 46-43 cuando un jugador madridista tocó el aro de manera ilegal y no vieron alguna falta de Tavares, como en un mate espectacular de Smailagic. El cuadro blanco temía una `encerrona' y lo cierto es que se encontró una cosa muy diferente. Eso sí, los serbios no entregaron nunca la cuchara y estuvieron a punto de forzar la prórroga cuando parecían `muertos' a partir del ecuador del tercer cuarto, víctimas de su menor banquillo y del efecto de no poder contar con Lesort ni con Punter. Por cierto, que si el Partizan juega la Final Four, ya sabe que podrá contar con el base al cumplir mañana su segundo partido.
El Stark Arena fue una gran ‘caldera’ con más de 20.000 espectadores, pero por suerte no hubo ningún incidente
La grada honró a Obradovic con un gran mosaico y fue perdiendo fuerza a medida que reinaba ‘Edy’