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Las adversidad­es de Zabalo

El que fuera capitán del Barça en la década de los treinta pasó por campos de concentrac­ión de Francia y en España estuvo más de tres años castigado en un batallón de trabajador­es

- DAVID SALINAS @ flytoapia

El sábado 8 de enero de 2022 esta sección ahondó en la figura de Ramón de Zabalo Zubiaurre. Conocido como `el inglés', su figura emergió de las memorias barcelonis­tas por cumplir dos etapas en las filas del FC Barcelona, como en aquellos días experiment­ó el brasileño

Dani Alves. En el repaso de la vida de

Zabalo pasamos de puntillas por una de sus etapas más complejas: la de su exilio en Francia y el regreso a España. Un calvario. Hoy, gracias a la ayuda de su hija, Maria Justa de Zabalo, recuperamo­s algunos episodios de aquel periodo.

Zabalo fue uno de los integrante­s del FC Barcelona en la histórica y salvadora gira que realizó el equipo por México y Estados Unidos en 1937. Y fue uno de los pocos ju- gadores de la expedición que decidió regresar al Viejo Continente. Por cierto, en México protagoniz­ó una anécdota, o temeridad, hasta ahora apenas conocida. Fue en la exhibición de tiro al blanco que se organizó en honor al FC Barcelona, en el Parque Venustiano Carranza (Ciudad de México).

Durante el acto se exhibieron los mejores tiradores de la Jefatura de Policía y... “algunos de los muchachos catalanes se entusiasma­ron tanto con las pruebas verificada­s que decidieron tomar parte práctica en la competenci­a y Ramón de Zabalo, el gran futbolista visitante, llegó, incluso, a servir de blanco para que los policías hicieran disparos sobre él mismo, que sostenía en la boca un cigarrillo encendido”.

Ramón de Zabalo, como prueba de su osadía, guardó en una caja de cerillas las dos mitades del pitillo, el casquillo del proyectil y una nota de prensa publicada al día siguiente relatando su atrevimien­to. Todo lo conserva su hija en una maleta de época. También fue el único que se arriesgó a participar en una exhibición aérea, subiéndose a un caza y soportando toda clase de acrobacias a cargo del piloto. Como Domènec Balmanya o Josep Escolà, Zabalo se quedó en Francia y a finales de 1937 fichó por Racing Club de París, equipo en el que jugó hasta la temporada 1938-39. Vivió en la capital francesa un tiempo por la incertidum­bre que se vivía en España y en octubre de 1940 fue detenido por los alemanes e internado en un campo de concentrac­ión como súbdito inglés (había nacido en Tyne Dock, un barrio de la ciudad de South Shields el 28 de julio de 1910. Su padre, Mariano, había sido vicecónsul de España en Inglaterra).

AYUDA Su progenitor medió para que fuera puesto en libertad y repatriado, consiguién­dolo en octubre de 1941. Sin embargo, los planes de Zabalo se torcieron. A su regreso a España surgieron nuevas e imprevista­s complicaci­ones. Fue detenido en Irún y destinado al campo de concentrac­ión Miguel de Unamuno (Madrid) y, días después, al Batallón de Trabajador­es número 75, en Palencia. Allí, el Teniente Coronel al mando, cuando vio su filiación —jugador del FC Barcelona e internacio­nal por España—, lo dejó bajo la protección del cabo de cocina y furriel Joaquín Alejandro Guillamón, de Onda, con quien forjaría una buena amistad. Poco después ambos fueron destinados a Melilla y Segangane, también en batallones de castigo. Zabalo fue `depurado' por el franquismo por “no haberse pasado a la zona nacional durante la guerra con los rojos separatist­as”. Fueron más de tres años de precarieda­des y sufrimient­o. Ya licenciado, regresó a Barcelona y, como siempre había deseado, se ofreció al FC Barcelona, el equipo al que sirvió con devoción y especial compromiso años atrás. De hecho, así es como ingresó en la entidad azulgrana de joven: un día se presentó en las oficinas y dijo: “Soy futbolista y quisiera fichar por el Barça”. Hizo las pruebas en el campo del Sol de Baix y se quedó. Antes había jugado en el equipo escolar, en el de la Peña Dragón Negro, en el Club Americano y en el Fortpienc. Su sueño, por segunda vez, se hizo realidad, aunque en esta ocasión de forma efímera: solo jugó un partido oficial, de Liga, contra el Murcia (1-0) en Les Corts el 25 de febrero de 1945. Tenía 34 años y 7 meses, pero los más de tres años que se había pasado en el batallón de castigo le pasaron factura física y ya nunca volvió a ser el mismo. Además, Josep Samitier, entonces entrenador, lo alineó en el centro del campo cuando él, toda su vida, había destacado como defensa por la banda derecha, luciéndose por su fútbol intuitivo y de entrega. Zabalo se había despedido como azulgrana en el último partido de la gira, en Nueva York, el 19 de septiembre de 1937.

A final de temporada el FC Barcelona le dio la baja y Zabalo, que rechazó propuestas para dirigir en México y decepciona­do por la falta de oportunida­des en su segunda etapa como azulgrana, se estableció en Viladecans, donde sepultó el fútbol y se dedicó, en el patio trasero de su casa, a la elaboració­n de lejía y reactivos químicos como el salfumán, negocio al que ya se había dedicado su padre. Zabalo, leyenda dorada del FC Barcelona, falleció en Viladecans el 1 de enero de 1967 a causa de una neumonía.

Defensa de clase y fiel al escudo, vivió un calvario, pero logró volver a jugar con el Barça en 1945

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FAMILIA DE ZABALO Ramón de Zabalo fue el capitán del Barça en la histórica y salvadora gira que el equipo realizó por México y Estados Unidos entre mayo y octubre de 1937 //
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