Adiós de un Barça de carnaval
El conjunto blaugrana debe empezar a mirar por el retrovisor y el Atlético, como mínimo, pinchó a la espera del Almería-Athletic de hoy
Este Barça juega a la ruleta rusa y así es imposible luchar por un título de la regularidad como es la Liga. El intercambio de golpes volvió a sentarle fatal, como ya ocurrió ante el Villarreal, y el modesto Granada hizo mucho daño a un conjunto desesperado.
El cuadro barcelonista fue una verbena en pleno carnaval. Con tantas lagunas colectivas en defensa cualquiera puede hincar el diente en Montjuïc. Ni el ajuste de Christensen funcionó. Llegó tarde al primer gol granadino y acabó condenado al banquillo, como habitualmente le ocurría a un pivote de perfil defensivo, como le sucedía a Oriol Romeu. El Barça es un equipo débil y ya da igual quien juegue. La seriedad de Iñigo Martínez no bastó y las buenas formas de Cubarsí tampoco taparon grietas. Araujo descansó, pero dio la impresión de que la ausencia del charrúa no fue la causa del desbarajuste defensivo.
OTRAS METAS El partido ante el Granada como mínimo sirvió para que el Barça se quede con un objetivo real: asegurar uno de los primeros cuatro puestos que dan acceso a la próxima Champions League. Xavi intentó que su anuncio de marcha en junio espoleara a sus futbolistas, pero quedó demostrado que el problema es mucho más estructural. El técnico ha probado todas las fórmulas para levantar al equipo. Joan Laporta tendrá muchos problemas para encontrar otro entrenador con tanta implicación. El principal obstáculo será contar con una plantilla más competitiva con tanta precariedad económica. La revolución se aventura como inevitable con alguna venta dolorosa. El Barça es un equipo capaz de lo mejor y lo peor. Es el único argumento al que pueden agarrarse los culés para ver la eliminatoria de octavos de la Champions con esperanza. A doble partido, con la inspiración de Lamine Yamal y los fogonazos de jugadores como Lewandowski, Pedri y Gündogan, puede alcanzar para seguir avanzando en Europa. Eso sí, sin descuidar la Liga.
Mirar hacia arriba, con el Madrid a diez puntos, puede ser contraprodu
cente. Hay que tocar con los pies en los suelos. El Barça es tercero con el Atlético a tres puntos delimitando la zona Champions y el Athletic tiene hoy la opción de igualar la puntuación del cuadro colchonero en caso de derrotar al colista Almería. La próxima parada será el sábado en Balaídos ante un Celta que está peleando por salir de la zona de descenso. Un rival necesitado, como era el Granada, y que pondrá en apuros a los barcelonistas justo antes de que llegue el partido de ida en el Diego Armando Maradona de Nápoles. Este Barça requiere de que los futbolistas aprieten los dientes y eviten los groseros errores de concentración que están condenado al equipo. La ilusión de los jóvenes es un buen argumento y seguro que ellos no se dejarán ir. Aunque no es el escenario ideal, son los que mejor pueden tirar del carro blaugrana.