El portugués, que llegó a tiempo, fue más extremo que lateral
Joao Cancelo fue duda para el partido ante el Granada durante toda la semana, a pesar de que todas las partes aseguraban que estaría. Y estuvo. Como titular. Y además participó directamente en dos de los tres goles del Barça en Montjuïc.
Desde que regresó de la lesión de rodilla que sufrió en Gran Canaria, en el primer partido del año, el portugués nos ha hecho sufrir. Lleva un aparatoso vendaje desde entonces -también contra el Granada- y tuvo que ser sustituido al descanso del encuentro entre el Barça y el Alavés la semana pasada en Mendizorroza. Xavi se encargó de quitar hierro en rueda de prensa, a pesar de que se entrenó al margen del grupo el miércoles, y aseguró que no había lesión, que había sido precaución, y que estaría disponible para recibir al Granada. No solo llegó a tiempo, sino que su papel fue clave para sumar, al menos, un punto contra el conjunto andaluz.
Partió de inicio en el carril izquierdo que comparte con el jovencísimo Héctor Fort desde la lesión de Alejandro Balde que se sumaba a la de Marcos Alonso. A priori, de lateral. Pero acabó funcionando más de extremo y fue un puñal en ataque.
Le puso actitud, garra y fue, una vez más, la competitividad personificada. Nada sorprendente. En los momentos más delicados de la temporada, cuando las cosas se torcían, levantaba la voz, ante los micrófonos y también en sus redes sociales, para dar la cara y asegurar que se dejaría la piel con esta camiseta.
ASISTENCIA A LAMINE YAMAL Ante Osasuna, hace dos semanas en Montjuïc, dio la asistencia a Vitor Roque en el único gol del partido para sumar tres puntos de oro. Y suya fue también la asistencia en el primer tanto del Barça contra el Granada.
Vio un espacio en el área y se desmarcó para recibir un balón que había recuperado Frenkie de Jong. Conducción, pausa, recorte exquisito ante Ricard Sánchez y centro con música al pie de Lamine Yamal para que el benjamín del equipo adelantase al Barça en un partido que se volvió loco. El pase de Cancelo fue medio gol.
Sin embargo, ese factor diferencial que aporta el luso en ataque fue su talón de Aquiles en defensa en el primer gol del Granada. No hubo comunicación entre Pedri y Cancelo, ambos pendientes de Pellistri, que apuró hasta la línea de fondo y sacó el centro para que Ricard Sánchez rematase a placer. Consciente de ello, bajó un poco su posición en el segundo tiempo y estuvo más atento en las ayudas a Iñigo Martínez y Cubarsí, que sufrieron más, entonces, en los ataques provenientes de la banda contraria.
Eso sí, cuando el Granada dio la vuelta al marcador y se puso 1-2, volvió a la carga por la izquierda rápidamente e inició la jugada del segundo del Barça. Un pase bombeado directo a los pies de Gündogan para que el alemán asistiese a Lewandowski. Jugón.