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Laporta sostiene a Xavi

- ALBERT MASNOU

La victoria del Barça en Balaídos unida al empate del Real Madrid contra el Rayo Vallecano y la inminente disputa del partido de la Liga de Campeones en Nápoles aporta cierta tranquilid­ad en el ambiente del FC Barcelona, ajetreado en las últimas semanas tras el anuncio de Xavi Hernández de abandonar el banquillo azulgrana. “Lo acepto porque me lo pide él y es una leyenda”, dijo el presidente. Desde entonces, los resultados han ayudado a calmar los encrespado­s ánimos de parte de la junta directiva y en especial de la secretaría técnica, donde hubo quien solicitó la necesidad de un cambio inminente en el banquillo. De no esperar a final de temporada y de aconsejar el inminente despido de Xavi Hernández. La teoría, inicialmen­te, fue ganando adeptos... menos

Joan Laporta que se mantuvo fiel a su idea de aguantar a Xavi Hernández... y a su historial como presidente en el que se aprecia su rechazo a destituir entrenador­es.

En realidad, en sus diez años como máximo responsabl­e de la entidad (siete en su primera etapa y tres ahora), solo ha cesado a un entrenador: Ronald Koeman. A Rijkaard se le acabó el contrato y no le renovó, a Pep le mantuvo siempre, a Koeman le cesó y el destino de Xavi lo escogió el propio Xavi presentand­o su dimisión.

Circulan informacio­nes de que la junta directiva ya habría decidido que Xavi Hernández será cesado en el caso de que no supere la eliminator­ia contra el Nápoles. No obstante, es algo que todavía tiene que suceder, y si finalmente ocurre, habrá que ver qué decisión toma Laporta. Lo lógico sería poner en duda la destitució­n del egarense teniendo en cuenta su historial como presidente, porque sabe bien que un cambio a mitad de curso no siempre acostumbra a dar buenos resultados.

Los últimos meses de Xavi Hernández han sido complejos porque le han crecido los enanos desde que Mateu Alemany y, en especial, Jordi Cruyff, abandonaro­n la entidad. Entró Deco y Xavi ha decidido poner punto final a su etapa seis meses después. Demasiadas guerras abiertas, demasiada exposición y poca protección. Así lo sentía.

A Xavi también se le ha desmadrado el vestuario hasta el punto que la semana pasada mantuvo una reunión de dos horas con sus jugadores para intentar buscar soluciones a la falta de compromiso. “Xavi no entiende la actitud de muchos jugadores”, dicen desde dentro. Y por eso se puso él por delante en su intento de buscar luz en el túnel. “Si el problema soy yo, me voy ya mismo”, les dijo. Nadie le pidió que así lo hiciera, pero es evidente que el grupo ha perdido la fe. “No controla al presidente, no controla al entorno y le rodea gente que le dice que sí a todo”, explican para relatar este desapego.

Como máximo responsabl­e solo ha cesado a un técnico del equipo de fútbol en diez años

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