Sport

Juventud... divino tesoro

Mal partido y pobre espectácul­o en Montjuïc. Sin embargo, al menos, sí claros motivos para la esperanza de la mano de las joyas procedente­s del fútbol base

- TOMÀS ANDREU

Entre lesiones y rotaciones, Xavi decidió que anoche tocaba la versión ‘baby Barça’ como rodaje de urgencia pensando en el trascenden­tal duelo del martes frente al Nápoles. Una vez más, La Masia al rescate de un equipo tremendame­nte castigado a nivel físico y con muy pocas ideas con el balón en los pies. Frente a un Mallorca peleón como pocos, nada mejor que el antídoto de la juventud. En algunas ocasiones, por convicción; en otras, y no pocas, porque no hay más remedio viendo la cruda realidad del fondo de armario azulgrana.

UNA PROPUESTA CANALLA

Salir a un campo de Primera con tres juveniles en el once inicial es todo un desafío. Una propuesta casi provocador­a que, de entrada, contribuyó a que la afición del Estadi Olímpic cambiara su estado de ánimo: tregua al mosqueo permanente instalado en la grada y el enésimo voto de confianza en favor de Xavi y una plantilla en la que los imberbes derriban todas las puertas.

Pero la realidad futbolísti­ca de este Barça está lejos de los buenos propósitos de su técnico. Nadie discute el enorme talento de una cantera con un futuro brutal, pero el presente invita a reflexiona­r. Bastaron los cinco primeros minutos del encuentro para entender la cruda realidad del rendimient­o del baby Barça emergente: Cubarsí, peleando y ganando la partida in extremis a Larin, evitaba el susto inicial mientras Guiu, Raphinha -en dos ocasiones- y Gündogan eran objeto de sendas faltas para abortar toda salida limpia del equipo. Silencio en la grada, caras largas en la tribuna y solo un motivo de alegría en una afición que poco a poco deposita toda su fe en uno de sus niños preferidos: Pau Cubarsí. Antes del minuto 20, el central había ganado la partida a Larin en dos ocasiones y había forcejeado con Muriqi con éxito. Los únicos aplau

sos de una grada abocada al sufrimient­o permanente.

ADRENALINA JUVENIL Gündogan lo intentaba por activa y por pasiva. Todo generosida­d, lo mismo que otros ilustres compañeros como Cancelo, Koundé y cía, pero la realidad es que fútbol, lo que se dice fútbol, solo apuntaba destellos cuando Cubarsí movía el balón con un criterio fuera de lo común a su edad o Lamine intentaba algo de fantasía -con irregular acierto hasta el golazo, dicho sea de paso-.

Es lo que hay. A falta de aliviar recursos en la enfermería, los sueños del Barça reposan en la solidez de un central juvenil y en la magia de un delantero que ya ha demostrado que puede resolver un mal partido en cualquier momento. Como Messi y otros genios.

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// VALENTÍ ENRICH Cubarsí brindó otra exhibición de sobriedad y máxima solvencia en sus duelos frente a Larin y Muriqi
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