Sport

Vinicius tiene un problema y no son los cánticos

- DAVID BERNABEU

Según consta en un informe reciente emitido por la ONU, Brasil andaba en la pole del racismo estructura­l. Casi el 80 por ciento de las víctimas en operacione­s policiales fueron negros. Eso, al menos, rezan los datos del Foro de Seguridad Pública del país. Racismo, el de verdad. Un drama injustific­able que, a pesar de los muchos avances en derechos e igualdad, sigue vivo en demasiados lugares del planeta. Estaría bien que Lula da Silva, presidente ‘canarinho’, dedicara más tiempo a terminar con esa “barbarie”, el término que pésimament­e usó para referirse al ‘caso Vinicius’. Desde hace décadas, el fútbol vive bajo el manto del insulto. Es grave dañar al rival con el color de su piel. Y hay que perseguirl­o. Como grave fue que Eto’o parara un partido en Zaragoza. O los cánticos homófobos - a Pep en el Bernabéu, a Piqué en Cornellà -, o pancartas que alentaron la violencia - “Mou, tu dedo nos señala el camino” - o adjetivos con connotacio­nes hirientes. A Leo Messi, en Chamartín, le llamaron “subnormal” durante 17 años. Cada partido. No consta un comunicado del Madrid lamentándo­lo. No ya por Messi sino por las familias que pudieran sentirse discrimina­das por ello. Que se pregunte Vini por qué a Bellingham, Rodrygo o Camavinga no les sucede lo mismo que a él. Si en el fondo de lo que persigue su club está el racismo o alimentar la cruzada contra los árbitros. O si le hace bien que el Madrid blanquee - públicamen­te sus déficits de comportami­ento. Porque no todo lo que lo ocurre a Vini tiene que ver con los cánticos. Si lo piensa, tal vez no se sienta tan mal. Y puede que entienda por qué a Ronaldinho le aplaudió el Bernabéu. Con un 0-3, siendo el mejor y siendo negro. Si quieres, puedes Vini. Puedes.

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