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Estrellado­s contra el muro amarillo

Los rojiblanco­s fueron superados por un Borussia Dortmund que generó casi todas las ocasiones del partido y que no tuvo dificultad­es para remontar el 2-1 de la ida con una goleada en el Signal Iduna Park

- ALBERT GRACIA

Poco tiene que ver este Atlético con el que presumía ser el equipo del Cholo Simeone. Lejos ha quedado esa seguridad atrás que le hacía ganar partidos hasta sin querer. Ahora tiene un juego más alegre, más vistoso y genera más ocasiones, pero encajando cuatro tantos en un partido de Champions es imposible pasar una eliminator­ia.

Los rojiblanco­s, excepto el primer cuarto de hora de la segunda parte, cuajaron un partido más que discreto y demostraro­n una debilidad física impropia de este equipo. Anotaron dos goles, pero no fue suficiente ante un Dortmund que jugó a dos velocidade­s más. Vendaval ofensivo de un equipo que se cita con el PSG. Habrá goles en la eliminator­ia, eso seguro.

MORATA PUDO CAMBIARLO Anunciaba en el inicio el Atlético tambores de guerra cuando Morata, solo desde el medio campo, tenía un uno contra uno ante Köbel que podía cambiarlo todo. Corrió y corrió ante la carrera en vano de Sabitzer, pero cuando tocaba ponerse serio y finiquitar la eliminator­ia, al ‘9’ rojiblanco se le hizo enana la portería. La picó y su remate salió fuera. Era el 0-1 y todo podía haber sido bastante diferente. Aunque, también es verdad, no hubiera pasado nada si el partido hubiera empezado 1-0. Porque Sabitzer, solo en el área, decidió respirar tres veces antes de ir a por el gol. Y en la Champions no hay tiempo ni para pensar. Salvó Azpilicuet­a.

Así empezaba el partido, con dos ocasiones clamorosas que no se pueden fallar. No se lo podía permitir el Atlético, sobre todo sabiendo lo que se venía en el primer tiempo. La música de los tambores se acabaría pronto.

Y es que después de la acción de Morata, al Atlético se le vino todo abajo. Creyó Simeone que quizás era mejor sellar el carril zurdo con Azpilicuet­a en ausencia de Samuel Lino y al cuadro rojiblanco le costó un mundo salir. O encontraba a Griezmann, o era imposible dejar atrás la presión asfixiante de un Dortmund que se hizo dueño y señor del primer tiempo.

EL ATLÉTICO MARCÓ DOS GOLES, PERO NO FUE SUFICIENTE ANTE UN DORTMUND QUE JUGÓ A DOS VELOCIDADE­S MÁS

A OTRO RITMO Tuvo toda la posesión, arrinconó al cuadro de Simeone en su propia área y así solo le quedó abrir la lata. Adeyemi avisaba, pero iba a ser Brandt, el mejor del partido en el bando ‘borusser’, el que haría estallar el muro amarillo. Asistió Hummels de exterior, el mediapunta alemán remató y Oblak se coló el balón. Merecido 1-0, como merecido fue el segundo. Combinó Maatsen con Sabitzer, otro de los destacados del partido, y el carrilero zurdo le arreó un latigazo cruzado que entró de lleno a la cepa del palo. El Atlético iba perdido, sin saber cerrar espacios atrás y sin opción alguna de salir con balón jugado. Tenía que cambiar cosas Simeone, y movió y de qué manera el banquillo.

BRANDT, MAATSEN, FÜLLKRUG Y SABITZER VIERON PUERTA ANTE UN OBLAK QUE INCLUSO EVITÓ UNA GOLEADA AÚN MÁS DURA

Pablo Barrios, Correa y Roro Riquelme salieron en la reanudació­n, se pasó a un 4-4-2 y el Atlético le cambió la cara al partido. Tanto que en un santiamén el duelo pasó del 2-0 al 2-2. Hummels, que no quería, y Correa, que después de fallar otra ocasión clamorosa se redimió en una jugada embarullad­a en el área, empataban el partido y devolvían la ventaja en el global al Atlético. Menudo partidazo.

VUELTA A LAS ANDADAS Con el empate, volvió el cuadro rojiblanco a ceder algún metro y evidenció que atrás las cosas no se están haciendo bien. Latifundio tremendo entre central y lateral, Sabitzer que se colaba como Pedro por su casa y que la ponía para que Füllkrug, que sería capaz de cabecear una bombona de butano, pusiera en ventaja otra vez al Dortmund. Cosas de un partido totalmente loco que aún tenía un capítulo que ofrecer. Y es que apenas tres minutos después, el turno le iba a llegar a Sabitzer. El centrocamp­ista se acomodó el balón en la frontal del área, fintó con la derecha, le pegó con la izquierda y la puso donde Oblak (¿podía hacer más?) solo la podía tocar. Mazazo durísimo para el Atlético que se veía, valga la redundanci­a, contra un nuevo muro amarillo.

Lejos de creer en un Atlético que iba a ir de nuevo a por la eliminator­ia, fue el Dortmund quién gozó de las últimas ocasiones del partido. El meta esloveno evitó una goleada aún más dura. Hasta aquí el camino de un Atlético al que se le acabó la gasolina demasiado rápido.

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// EFE Griezmann no tuvo una de sus mejores noches en Dortmund
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