¡Qué dolor!
El Barça se impuso al Sevilla (4-2) y con la derrota del Madrid se aleja a cuatro puntos de los blancos. Messi tuvo en vilo al Camp Nou con un mal gesto y tuvo que abandonar el campo con una fractura en el radio del brazo derecho
La peor noticia posible. El temor más profundo del barcelonismo. Leo Messi lesionado. Material sensible. Estado de alarma. Es algo que podía ocurrir. Pero hacía tanto tiempo que el 10 parecía tan inalterable, tan inmune a las lesiones, que el culé había olvidado la posibilidad de vivir sin Leo.
Ayer el fútbol jugó al despiste.
Messi estaba cuajando un arranque de partido formidable. 15 minutos de cine. Había asistido a Coutinho en el delicado tanto del brasileño, el primero del partido. Y había marcado el segundo con esa secuencia que tantas veces repite: coge el balón, va perfilándose por el carril del medio y termina lanzado un disparo ajustadísimo, más preciso que violento. Una muerte lenta y dolorosa para el portero. Nadie esperaba entonces lo que ocurriría en el minuto 16. En la disputa de un balón con Mudo Vázquez, hizo un mal gesto y terminó desequilibrado cayéndole todo el peso en el brazo derecho.
Una de esas imágenes que pone los pelos de punta. Así lo sintió el jugador, dejándose caer al suelo con muestras intensas de dolor, primero. Y luego el Camp Nou, que enmudeció como hacía tiempo que no se veía. Impactado y angustiado ante la posibilidad de estar presenciando una lesión grave.
Pataleó en el suelo, se tapó los ojos con la mano (mareado del dolor) y le vendaron el brazo. La imagen recordó al Messi primerizo, aquel pibe al que era habitual verle con ojos enrojecidos tras romperse una y otra vez el bíceps femoral.
Se probó Leo, pero se impuso la realidad: una fractura en el radio del brazo derecho lo dejaba fuera ahora que empezaba una semana grande: Inter y Madrid están a la vuelta de la esquina. Se los perderá Messi, que estará alrededor de tres semanas de baja. Pero el argentino tuvo tiempo de dejar al Barça líder. A cuatro puntos de un Madrid en crisis, capaz de perder en casa
Valverde deberá repensar un Barça sin Messi a las puertas de una semana grande con Inter y Madrid
Suárez recuperó su mejor versión, brilló Ter Stegen y Dembélé parece haber perdido confianza
ante el Levante y con Lopetegui en el alambre. Perder a Cristiano suponía perder uno de los grandes valores competitivos del equipo. También un goleador temible. Pero no todo el mundo intuyó entonces que su salida tendría un efecto tan demoledor. Lo aprovechó el Barça horas más tarde con una victoria agridulce.
Valverde mantiene la hoja de ruta de Wembley (Arthur no sale del once y Coutinho sigue como extremo) pero como aquel día el equipo recibió dos goles. Ni siquiera la portentosa actuación de Ter Stegen fue suficiente para evitar el roto del Sevilla. El encuentro también dejó algunas dudas y certezas con Coutinho. El brasileño es un futbolista con un talento especial, pero sigue sin tener un gran peso en el juego y sus apariciones, aunque demoledores, siguen siendo esporádicas. Más preocupante es el caso de Dembélé, que parece haberse diluido tras perder la titularidad.
Le falta al francés la fuerza mental de Suárez, siempre dispuesto a llevar la contraria a los que intuyen el extravío de su carrera. Ayer con un gol de penalti y una energía encomiable. El día que Messi tuvo en vilo al barcelonismo, el uruguayo recordó que va a estar ahí para remar a contracorriente cuando no esté el ‘10’.