Cuidado con las patatas fritas
Las patatas fritas y sus derivados suponen casi la mitad del consumo de acrilamida, una sustancia química que se genera en los alimentos que contienen almidón durante los procesos de cocción a altas temperaturas y que se ha evidenciado que es cancerígena en ratones. La Comisión Europea ha aprobado un nuevo reglamento que limita la presencia de acrilamida en los alimentos (también podemos encontrarla en el café, las galletas, el pan e incluso en los potitos de los bebés). No obstante, se produce en proporciones muy pequeñas y a falta de más estudios se estima que tendríamos que comer enormes cantidades de patatas fritas para aumentar realmente nuestro riesgo de padecer cáncer.