Las claves

Blanca Romero, Lluís Homar y Yon González adelantan que habrá muchas pistas falsas y que el final será inesperado e impactante.

Bajo sospecha Cuatro millones de espectadores están

Cienfuegos, en la sierra madrileña, es el escenario de una investigación policial que tiene en vilo a la audiencia. Cuatro millones de espectadores siguen el caso de la niña Alicia Vega y las sospechas envuelven a su familia. Sobre el terreno, la inspectora Cortés (Blanca Romero) y el oficial García (Yon González) buscan pistas, infiltrados como un matrimonio, a las órdenes del comisar io Casas (Lluís Homar), recién llegado de la ciudad.

Ellos son los protagonistas de Bajo sospecha, que ha recuperado el género policiaco para la ficción nacional. “La trama es una excusa para descubrir a los personajes, eso es lo interesante. Nuestro trabajo consiste en saber si el misterio que acarrea cada uno tiene que ver con la pequeña desaparecida. Muchos son ajenos y seguiremos pistas falsas”, declara Lluís Homar, que coincide con Blanca y Yon en que “aquí todos tenemos algo que ocultar”. Ellos tres son los guías de un juego de suspense en el que la intuición se convierte en un factor clave.

¿Falta de olfato?

“Algunos misterios serán ajenos al caso” (Lluìs Homar)

Hasta la grabación del octavo y último capítulo los actores desconocían la identidad del malo de la historia. “Lo hicimos porque pensamos que alguno de ellos, de manera inconsciente, podría delatarlo con gestos o pequeños matices”, explica Ramón Campos, creador y productor de Bambú ( Velvet, Gran Hotel). Este misterio fue un aliciente para Yon: “La intriga es divertida y no tenía ni pizca de gracia saberlo todo desde el principio. Por eso, el desenlace será impactante”. Blanca reconoce que se quedó “descolocada” al averiguarlo: “No tengo mucho olfato policial”.