Esas voces me suenan. Pepe Sacristán y Beatriz Carvajal, entre otros, descubren cómo la cuidan
Imposible olvidar sus actuaciones porque los reconocemos hasta con los ojos cerrados.
“Ya me he reconciliado con mi timbre teatral”
Al principio tuvo problemas en los castings.“Me decían que tenía la voz demasiado bien colocada y articulada, aunque creo que es una de mis bazas y he tratado de aprovecharme de ello”, dice Víctor Clavijo, que agradece esta característica como un don de la naturaleza: “Pero aspiro a que el público disfrute con mis trabajos, al margen de mi tono”. Recuerda que en sus primeros años quitaba graves a su timbre: “Quería que fuera un poco más sucio y menos teatral; con el tiempo, cuando era más acorde con mi cara, fui reconciliándome con él”. Y es que su físico, “menudo, blanquito y pecoso”, y su peinado clásico, encajaban a la perfección en papeles de época, donde la voz engolada es un elemento importante. De ahí que haya trabajado enLa señora, Carlos, Rey Emperadoro El Ministerio del Tiempo, y su última película, Gernika. También probó en doblaje: “Me interesaba bastante y podía estudiar. Además, me dijeron que tenía cualidades y era una salida más en este trabajo”.
Se considera un actor con suerte, porque desde que llegó a Madrid de Algeciras, Cádiz, no ha dejado de trabajar. El jueves 20 aparece en Cuéntame y le espera Mujeres de ley, la nueva ficción que emitirá La 1.
“Voy al foniatra todos los días”
Todo el mundo la reconoce por su voz, pero ella no le ha dado importancia. Loles León impacta, sobre todo, por su fuerte personalidad y fácil verborrea: “Es verdad que tengo un timbre identificativo y a la hora de actuar me he salido del canon. Si no hablo y voy por la calle con gorra y gafas, nadie me reconoce, pero en cuanto abro la boca, ya saben quién soy”.
Dice que hasta que llegó a Madrid en 1984 no se cuidaba la garganta. “Había hecho muchos esfuerzos y tuve que operarme. Desde entonces voy al foniatra y al logopeda cada día y doy clases de canto. Pero cuando la fuerzo vuelvo a tener problemas. En todos los papeles siempre acabo gritando”.
La actriz, que volverá con La que se avecina, también ha doblado algunas películas: “En ese mundo no te llaman mucho a no ser que seas profesional. Tienen que ver que no solo doy gritos, que tengo otros registros”.
“Antes odiaba mi tono agudo”
Es la voz de Carlos Alcántara desde 2001, y cuando Cuéntame llegue a su fin, Carlos Hipólito aparecerá en pantalla como “colofón” a su personaje ya adulto: “Yo pensé que la serie sería un trabajo televisivo superanónimo y se ha convertido en algo muy importante”.
Constantino Romero, del que era amigo, es su referencia en cuanto a carisma vocal: “Me habría gustado tener su calidad y su belleza. Cuando yo empecé en este oficio odiaba mi sonido agudo, pensaba que me fastidiaría. Y me sigue sorprendiendo esa acogida. También es verdad que he tenido un aparato vocal muy sano”.
Le respaldan 38 años de oficio, “con pocos parones” y mucho teatro en sus cuerdas vocales: “Estudié canto y sobre el escenario se hace mucho esfuerzo. Hay que poseer una buena técnica y un buen instrumento”. En otoño estrena el musical Billy Ellioty trabajará en una serie de Telecinco que aún no comenta.
“Cantar no se me da nada mal”
So voz, medio rota y profunda, le abrió las puertas de la profesión hace casi 50 años. “Ha sido algo importante y me ha dado muchas oportunidades”, asegura Beatriz Carvajal, de 67 años. “Al principio llamaba mucho la atención que una joven hablara así. Con el tiempo, me dediqué al humor y tampoco era muy normal, pero yo fui haciéndome un hueco poco a poco”, dice recordando sus inicios en Un, dos, tres…, donde hacía reír al público en papeles de catalana, gallega… Luego vinieron las series Lleno, por favor, Compañeros, Aquí no hay quien viva, Laqueseavecina…
Su secreto es parar a tiempo y reciclarse para continuar en la brecha. “Aunque ganaba mucho dinero como cómica, decidí hacer un alto en el camino para reflexionar y volver al teatro, algo primordial y efectivo para seguir adelante”. También ha tenido algunas alegrías gracias al canto: “No se me da nada mal. ¡Poca gente sabe que participé en el Festival de Benidorm en 1972!”.