Citas. Los tesoros de un mecenas
En 1904, el millonario estadounidense de exquisita educación Archer M. Huntington fundó la Hispanic Society of America, en el Upper West Side de Manhattan, de acceso gratuito por su expreso deseo. Cumplía así el sueño de fundar un museo dedicado al arte español, del que se enamoró siendo niño, y del que disfrutó durante un viaje en 1892 siguiendo la ruta del Cid – tradujo al inglés el Cantar de Mio Cid–.
Empleó la fortuna del segundo marido de su madre, a quien debía su apellido, para comprar obras de arte español fuera nuestro país y así evitar el expolio, algo habitual en los americanos de la época. Compró lienzos de Velázquez, Go- ya, El Greco y Sorolla – al que proporcionó fama con una exposición en 1919 y al que encargó una colección de enormes lienzos sobre las regiones de España, uno de los tesoros de la Hispanic Society of America–. Al fallecer, en 1955, poseía la mayor colección artística de temas españoles en el extranjero, con 18.000 piezas, desde el Paleolítico al siglo XX.
200 obras únicas
Aprovechando el cierre de la institución por remodelación, cerca de 200 de estas piezas –restos arqueológicos, cerámicas, trajes, joyas, muebles, mapas, cartas, esculturas, dibujos y pinturas– se exponen en el Museo del Prado en la muestra Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del mundo hispánico, que preside un retrato del filántropo.
Destacan el Mapa de Tequaltiche, y los relicarios de Santa Marta y Santa María Magdalena, de Juan de Juni, nunca expuestos, además de Retrato de niña y Gaspar de Guzmán, conde- duque de Olivares, de Velázquez; La Piedad, de El Greco, El hijo pródigo, de Murillo; la Santa Emerenciana, de Zurbarán, y La Duquesa de Alba, con mantilla, de Goya.
También hay cartas reales, como la de Isabel I de Inglaterra a Felipe II, y la de Carlos V a su hijo, además de tesoros del modernismo y postimpresionismo de Zuloaga, Sorolla y Rusiñol.