El teleadicto

“Es el peor plato que hemos probado en Masterchef, un ascazo, una marranada”. Así despacharon los jueces la manzana asada con espuma de gazpacho y huevo poché relleno de una concursante, Paloma, que mezcló sabores por encima de sus posibilidades. El momento recordó al ‘león comegamba’, pero no ha logrado ese efecto viral. De hecho, esa en concreto ha sido la gala menos vista de toda la historia del concurso. Se me ocurren muchas metáforas culinarias para describir el porqué de este bajón repentino: hay empacho del formato por el sándwich que le han hecho entre las versiones Junior y Celebrity, y por la competencia de Top Chef en el restaurante de al lado, los veredictos se repiten como el ajo, el maridaje con el domingo no cuaja… De fondo percibo cierta pereza por parte del espectador de conocer otra vez de golpe a tantos personajes nuevos, más con el festín de talentos varios que analizamos a la derecha. La cocina de un reality es alquimia pura y esta vez falta el toque mágico, pero también es cierto que este formato se cuece a fuego lento; con el cambio de día y la reducción de personajes seguro que acaba encontrando su punto, porque la receta, esta sí, es buena.

Lo mismo sucede con La voz kids: aunque la estructura de cada entrega sea calcada, es quizá la máquina de emociones más perfecta de la tele. A su rival los viernes, Tu cara no…, le falla alguna costura como remiendo de la versión de famosos, de ahí que ese duelo del morbo entre Bisbal y Chenoa se ha decantado al final por el primero. A los fans de ambos les quedará un regusto agridulce… Como cuando comes manzana con gazpacho y huevo.