El gran arquitecto español
Con 80 años dirige un pequeño estudio en el madrileño barrio de El Viso, con una veintena de colaboradores, y centra la retrospectiva Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo (1961-2016) en el Museo Thyssen. La exposición reúne 121 dibujos, la mayoría realizados a mano alzada; 19 maquetas, y 152 fotografías del trabajo de Moneo, primer Premio Pritzker español, el Oscar de la arquitectura, que repasan cinco décadas marcadas por la sencillez, el juego geométrico y el uso de materiales cálidos.
Seis etapas
El recorrido empieza en los años formativos del artista navarro, marcados por la Escuela de Madrid, y en los que destacan la Casa Gómez-Acebo y la plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela. Le siguen su paso por Princeton a finales de los setenta, con proyectos como la ampliación del Banco de España y el Museo Nacional de Arte Ro- mano de Mérida, que supuso su consagración internacional; su nombramiento en 1985 como director del Departamento de Arquitectura de Harvard, con proyectos como la Estación de Atocha, la Diagonal de Barcelona, el Kursaal de San Sebastián y la Fundación Joan y Pilar Miró en Palma de Mallorca, y su regreso a España en 1990, que abre la etapa en la que ideó el Museo de Arte Moderno y Arquitectura de Estocolmo, el Bellas Artes Audrey Jones Beck, de Houston, la Catedral de Los Ángeles y la polémica ampliación del Prado.
Ya en el siglo XXI ha recibido la Medalla de Oro de la Riba y el Príncipe de Asturias de las Artes y ha diseñado el LISE de ciencia e ingeniería de Harvard, y los laboratorios de la universidad de Columbia.
La exposición se cierra con una sección dedicada a la trasformación de la sede que la acoge, el palacio de Villahermosa de Madrid, un edificio del siglo XVIII que él mismo transformó en 1992, hace ahora 25 años.