El teleadicto
Recuerdo que hace unos meses, en la presentación de Proyecto Bullying, se generó un intenso debate sobre la forma más o menos polémica o rayana con la legalidad que había elegido Cuatro para abordar un tema, el del acoso escolar, que necesitaba urgentemente ser tratado. Jesús Vázquez se desesperaba porque entendía que era muchísimo más importante ayudar a las víctimas de ese drama que extremar la protección sobre los acosadores, y tenía toda la razón… Pero a mí me llamó mucho la atención que, al final, no era el programa en sí lo que más estaba calando entre los espectadores, sino una campaña paralela llamada Se buscan valientes que ha tenido un gran impacto entre los jóvenes y no para de recibir premios. ¿La razón? Que habla directamente a los adolescentes en su propio lenguaje. Eso mismo sucede con la última serie-fenómeno de Netflix, Por 13 razones. Algunas mentes estrechas quieren ver en ella una peligrosa incitación al suicidio –es la historia de una chica, Hannah, que se quita la vida–, pero lo verdaderamente potente de esta ficción es que le dice a la cara a sus millones de espectadores, la mayoría jóvenes, que los actos tienen consecuencias. Les pone delante de un espejo vivísimo para mostrarles que actitudes de desprecio o de mofa, que parecen tonterías, pueden acarrear daños terribles. Y lo hace dotando a los personajes adolescentes de inteligencia y complejidad sin artificios –quizá el único pero es que los adultos no son tan tridimensionales– y con una trama bien montada y mejor ejecutada por un elenco con muchos debutantes. Televisión de calidad para una sociedad mejor.