Recuerdos de la niñez
Carla Simón debuta como directora con un profundo relato, una de las propuestas más bellas y honestas de los últimos años en nuestro país.
Verano, 1993. Tres años después de la muerte a su padre, la pequeña Frida pierde a su madre por culpa de la misma enfermedad. La niña deja Barcelona para instalarse en la casa de campo de sus tíos, donde, rodeada de gallinas y gatos, aprende a lidiar con el dolor y la sensación de abandono al tiempo que inicia una nueva vida con una gran aliada, su encantadora prima Anna.
Carla Simón rodaba en Londres Born Positive,un corto sobre el VIH, cuan- do entendió que su ópera prima tenía que contar su historia: sus padres murieron cuando ella tenía 6 años y hasta los 12 no supo que el sida, que causó estragos en los ochenta y noventa, acabó con ellos.
Cine naturalista
Teniendo como referencia el cine naturalista de Lucrecia Martel y Mia Hansen-Løve – Verano 1993 ha sido uno de los debuts más sorprendentes de la última etapa del cine español junto a Pieles, de Eduardo Casanova–, la directora reconstruye, desde el sufrimiento, la pena de Frida. Como en Boyhood, no hay trama, sino una sucesión de recuerdos (la verbena, una excursión al río, escenas de celos con su prima, la llegada de sus abuelos…) que se sostienen en la sensibilidad, pudor y lirismo que muestra la directora.
La joven Laia Artigas, un prodigio de verdad que recuerda a la protagonista de Cría cuervos (1975), Ana Torrent, a quien rinde homenaje en la escena de las tumbonas, es Frida, quien derrocha complicidad junto a Paula Robles, su prima. Les acompañan, casi siempre en segundo plano, Bruna Cusí (Incierta gloria) y David Verdaguer (10.000 km).
El filme obtuvo cinco galardones, entre ellos la Biznaga de Oro en Málaga y el Gran Premio del Jurado a la Mejor Ópera Prima, de la sección Generation KPlus en la Berlinale.
■ +12 ESP. 2017. Drama. 94 min. Dir.: Carla Simón. Intérpretes: Laia Artigas, Paula Robles. avalon.me