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Anne Hathaway, nueva chica ‘Vigalondo’
Con más de 20 películas, la actriz Anne Hathaway ha encontrado en Gloria, de Colossal, al personaje con el que más se identifica. Tras interpretar a una drogadicta en La boda de Rachel, con la que logró su primera nominación al Oscar, ahora es una treintañera de vida desastrosa por culpa del alcohol en un filme fantástico sobre la crisis de los treinta, con el que ha obtenido estupendas críticas tras su estreno en EE.UU.
Heredó de su madre, la actriz teatral Kate McCauley, la pasión por la interpretación, disciplina que le sirvió para vencer su timidez y una autoexigencia que la llevó a sufrir ansiedad y depresión en la adolescencia.
Estrella ‘por sorpresa’
Una torpe caída en un casting fue la culpable de su protagonista en Princesa por sorpresa, el primero de su larga lista de éxitos: Brokeback Mountain, El diablo viste de Prada, El caballero oscuro: La leyenda renace, Los Miserables – su desgarradora Fantine, por la que perdió peso y sacrificó su melena, le valió el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria– e Intersetellar.
A pesar de su inmensa sonrisa y su buena educación y prudencia, esta actriz nacida en Brooklyn hace 34 años genera un odio profundo entre buena parte de los espectadores, siendo a menudo ‘machacada’ en las redes sociales, la última vez por subir a Instagram una fotografía de su hijo Jonathan, de un año, fruto de su matrimonio con el actor Adam Shulman. Este malestar se ha hecho tan popular en Hollywood que incluso le han puesto nombre: Síndrome de Anne Hathaway.
Vegetariana desde niña – en 2011 se hizo vegana, tras leer el polémico ensayo Comer animales, de Jonathan Safran Foer–, renunció a la fe católica a los 15 años, cuando su hermano le dijo que era homosexual. Ahora, colabora con varias ONG en defensa de las niñas, por lo que fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la ONU en 2016.
Y sigue trabajando. En verano de 2018, estrenará la esperada comedia Ocean’s Eight.
Será una de las atracadoras de
la esperada ‘Ocean’s Eight’