Si te lo perdiste…
Domingo por la tarde, 1 de octubre. Un actor español bastante de moda –Alfonso Bassave– anuncia en Instagram que Telecinco está emitiendo una película suya –y de Stana Katic, la de Castle–, y asegura que está al nivel de una producción de Hollywood. Es de misterios en el desierto. A esa misma hora, en La 1 y Antena 3 emiten películas de presupuesto (y trascendencia artística) similar. En La Sexta, la cadena que llevo viendo desde primera hora, abordan desde todos los puntos de vista –información, análisis, opinión, emoción…– la noticia del día. Cuando acaba la película del actor español que sale en la serie del policía resucitado, Toñi Moreno cuenta que le preocupa mucho el acontecimiento, y que van a estar atentos en su espacio, pero antes van a conectar con la casa de David Bustamante porque se va a mudar. Vuelvo a La Sexta. Las personas en cuyo discurso me veo más reflejado hablan con matices que no se pueden resumir en un tuit. “La realidad es un espejo roto y cada uno tenemos un pedazo”, escucho. Bucles, bucles. Brotan los avances informativos con (y como) cargas policiales, el polo de la información virado hacia la imagen que agite lo más primario. “Tienen el voto y tienen la foto”, acierta otro. Los rusos, el futbolista y el efecto lupa de una lágrima. “Esta heroicidad nos acompañará para siempre”, argumenta aquel que también quiere creer –creer es libre– que está en una superproducción. Mirar a Hollywood cuando lo común, lo que une, es Europa, en el sentido más histórico y ciudadano. Polvareda entre los porrazos y lanzamientos de piedras y de palabras, la boca arenosa y la vista nublada. Misterios en el desierto…