Alejandra Andrade
En esta segunda temporada se atreve con el turismo sexual y el narcotráfico gallego, entre otros temas.
conduce en Cuatro Fuera de cobertura: “Sé por intuición cuando tenemos que parar de grabar”
Exprimir a la calle toda su verdad”. Este es el propósito de Alejandra Andrade en la segunda temporada de Fuera de cobertura que, en las próximas entregas, analiza la figura de Donald Trump y viaja a Colombia para denunciar la explotación sexual de menores.
¿Cuál recomiendas?
¡ Todos! He perdido la cuenta de los aviones que hemos cogido para contar historias únicas. El de Tokio, ¿viaje al futuro? fue increíble y nos generó mil debates. Pero mi preferido es el dedicado a los narcos gallegos.
¿Por qué?
Porque nos ha costado años acceder a ellos. No son como los traficantes de las series, son familias que llevan toda la vida dedicándose a esto. También hemos contactado con sus socios colombianos.
Sorprende el de Trump.
Ya, no es un tema de denuncia al uso, pero nos apetecía algo diferente. No hemos hablado con él, pero sí con su círculo íntimo. ¡Muy curioso todo!
Por ejemplo…
Sus asesores nos contaron que su capacidad de atención no dura más de cuatro minutos (risas). Y ha revolucionado hasta tal punto Washington que se ha multiplicado el consumo de alcohol. ¡Tiene loco a todo el mundo! O su actividad en Twitter, que obliga a los periodistas a estar alerta incluso de madrugada.
¿El más duro de grabar?
Piratas sexuales, en Cartagena de Indias (Colombia). Somos un equipo con muchas madres y lo que vimos allí con la prostitución de menores fue asqueroso. Hasta la Policía hacía la vista gorda.
¿Habéis corrido peligro?
Llevo muchos años enfrentándome a situaciones de riesgo, ya estoy acostumbrada. Me manejo bien y la intuición me dice cuándo hay que parar de grabar. Amo tanto esta profesión que me compensa trabajar al límite.
¿Pasas miedo?
A ver… Entramos en lugares delicados y entrevistamos a gente peligrosa, pero tenemos buenos contactos y llegamos con todo muy preparado.
¿Cómo canalizas tantas emociones?
Es complicado. En Perú sentí muchísima rabia al ver a españoles muriéndose tan lejos de sus casas en cárceles infrahumanas. Pero te queda la satisfacción de hacer visibles estas injusticias.
¿Te pasa factura el estrés?
Es agotador y más teniendo hijos, pero el reporterismo me da la vida. Esta segunda tanda llevamos grabándola desde enero y no he tenido vacaciones, pero luego hay temporadas que descanso varias semanas.