El teleadicto

El año de las mujeres. El profundamente necesario resurgir del feminismo encuentra en las series una punta de lanza creativa que nos atraviesa a todas y a casi todos. ¡Qué orgullo que la televisión vehicule movimientos tan importantes! Qué energía genera la constelación de actrices conectadas por Big

Little Lies, con Nicole Kidman reavivando el fuego que Kubrick encendió en ella; qué caldo de cultivo para la resistencia burbujea en los ojos de Elisabeth Moss en la incómoda The Handmaid’s

Tale; qué poderosa y mundial es la metáfora que encarnan Daenerys, Sansa y compañía en

Juego de tronos; qué íntimo e inspirador fue el adiós de

Girls. Y en el lado oscuro de esa fuerza, Kevin Spacey –qué podridas están a veces las raíces de la genialidad– y todos los que son como él. ¿Llega la ola femenina a España? Pues claro, y en formas inesperadas. Ana War. Toma ya. Por si se te escapa la referencia, es una concursante de OT. El reality, que se ha comido el género (DEP, Gran

hermano, aunque sea por unos años), me ha devuelto a la adolescencia. La Academia es un torrente juvenil a favor del poderío de las chicas y también de la diversidad -–aquí First Dates merece mención de honor– y de la superación personal. Su éxito es esperanza pura en la próxima generación. Gracias a Los Javis por obrar el milagro en TVE, y qué ganas de más

Paquita Salas y de Soy una pringada. Lo que me he reído también con las Morcillo –Loles León y Miren Ibarguren, spin offya– en La que se

avecina, la única serie española que vive, y ojalá que por mucho tiempo, ajena al revolcón del modelo Netflix y HBO. Por la nueva era puja Movistar+: el arranque ha sido prometedor por el empaque de La zona y la joya del humor urticante que es Vergüenza. Nuestra ficción tiene una proyección diferente y, si todos remamos a favor, histórica. Me he venido arriba en este repaso, pero también hay bajón: el que me dan Herrera –menos mal que fue breve–, Cárdenas, Bertín, Motos y todos los que no han entendido nada. 2018 tampoco será vuestro año. Ah, y Cataluña. Escribo este villancico televisivo mientras veo el recuento de las elecciones en –si lo dudas, me ofende– La Sexta, la cadena que te cuenta la vida. ¡Feliz tele!