Ciudad de caballeros
Llena de palacios e iglesias de color dorado, esta joya de Malta se estrena como Capital Europea de la Cultura 2018.
El s‡bado 20, la capital del archipiŽlago y Repoeblica de Malta inaugura su Capitalidad Europea de la Cultura, t’tulo que comparte con la holandesa Leeuwarden. Bajo el lema Festa reoene 140 proyectos y 400 eventos centrados en su arquitectura barroca y en su relaci—n con el mar.
Las calles del casco hist—rico de La Valeta son el escenario de celebraciones como el espect‡culo de La Fura Dels Baus, los bailes contempor‡ neos de la compa–’a local ZfinMalta y los fuegos artificiales y noemeros n‡uticos en el Gran Puerto. Es el principio, ya que a lo largo del a–o se abrir‡ el nuevo centro de arte MUZA, an- tiguo Museo Nacional de Bellas Artes, el Valletta Design Cluster, matadero reconvertido en galer’a de arte, y el mercado IsSuq tal-Belt cuya estructura met‡lica resisti— los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
Los Hospitalarios
Jean de La Valette, gran maestre de la orden militar de los Hospitalarios de San Juan, fue quien levant— esta monumental ciudad fortificada tras el asedio otomano de Solim‡n el Magn’fico en 1565.
Toda esta urbe es un museo al aire libre de calles en cuadr’cula, templos, edificios nobles con las t’picas gallarijas, o balcones de celos’a, pala- cios en piedra dorada y murallas que han resistido 450 a–os hasta que en 2009, el arquitecto Renzo Piano remodel— la puerta principal.
Enfrente se encuentran otras obras suyas de interŽs: el nuevo Parlamento, que imita la erosionada piedra caliza de las murallas, y la antigua îpera, arrasada en la contienda y transformada por el artista italiano en un auditorio abierto.
Desde ah’ se llega a la concatedral de San Juan, de decoraci—n barroca, con dos lienzos de Caravaggio; al palacio del Gran Maestre, con una colecci—n de armaduras, armas y otros objetos militares de la Žpoca, y al Albergue de Castilla, donde viv’an los caballeros castellanos, leoneses y portugueses, y hoy residencia del Primer Ministro.
No se pierda Casa Rocca Piccola, del siglo XVI, propiedad de la adinerada familia Piro; el fuerte de San Telmo, tambiŽn del XVI, en forma estrellada, y los jardines altos y bajos de Barraca, conectados por un ascensor que salva el desnivel.
Toda la zona es un mirador con vistas al Gran Puerto y a las murallas de las Tres Ciudades, donde cada d’a, a las doce de la ma–ana, voluntarios uniformados como la Artiller’a Real de Malta del siglo XIX, disparan salvas de ca–—n a modo de saludo.