La cuna de Mata Hari
LEEUWARDEN En el norte de los Países Bajos, la ciudad donde nació la famosa espía es una de las dos capitales europeas de la Cultura 2018.
El viernes 26, Leeuwarden, capital de la región de Frisia se estrena como Ciudad Europea de la Cultura 2018, título que comparte con La Valeta maltesa.
Bajo el lema de Comunidad abierta, el programa de celebraciones incluye 60 actos de música, teatro, conciertos y competiciones deportivas. Como anticipo ya se puede ver Mata Hari, el mito y la joven, una exposición sobre una de las ‘hijas’ más ilustres con permiso de M.C. Escher, artista que protagoniza la muestra El viaje de Escher, del 28 de abril al 28 de octubre en el museo de Museo de Friesland.
Desde el 11 de mayo se podrán admirar las Once Fuentes, una para cada ciudad histórica de la provincia de Frisia: el español Jaume Plensa es el diseñador de la fuente que lucirá en la plaza, dos cadezas de niños de varios metros de altura.
Los eventos del año
Otros actos importantes son el Desfile de los Mares, una regata de buques caseros que se celebrará el 7 de junio; los míticos Gigantes, de la Compañía Royal de Luxe, del 17 al 19 de agosto; la representación de la ópera Spanga, del 11 al 15 de septiembre; el espectáculo teatral El jinete de la tormenta, con más de un centenar de caballos frisones, y la exposición Sense of Place, en la costa del mar de Wadden, declarada Patrimonio de la Humanidad.
Por los canales
Leeuwarden es una pequeña ciudad universitaria a dos horas de Ámsterdam con viejos molinos y calles adoquinadas, suecada por canales. Cuenta con siete museos como el Frisón, el de Cerámica, y el de Ciencias Naturales.
La mejor forma de conocerla es a bordo de un bateau mouche que recorre el Nieuwstad, el canal principal. No hay que perderse los dos símbolos de la ciudad: el monumento a la vaca frisona, con la inscripción Nuestra madre, que deja claro la importancia de su industria lechera, y la torre inclinada de Oldehove, levantada en el siglo XVI pero inacabada por culpa de la inestabilidad del terreno, casi todo por debajo del nivel del mar.
Otros lugares imprescindibles de la ciudad son la Antigua cancillería, la iglesia de San Bonifacio y su bello campanario, el mercado viejo donde degustar el pan de canela y las galletas dúmke con avellana y anís y el Prinsentuin, antiguo parque privado del príncipe Guillermo Federico de Nassau, del siglo XVII.