El carnaval del dragón
Las calles de la tranquila capital eslovena se llenan de color y de música durante la celebración de la popular fiesta pagana.
El sábado 10, a las once de la mañana, las calles de Liubliana se llenan de gente para el desfile del carnaval, que allí llaman shrvetidni, una fiesta que rompe la tranquilidad de la capital de Eslovenia bañada por el río Liublianica. El Año Europeo del Patrimonio Cultural y el 70 aniversario del Teatro de Marionetas son los temas del desfile, que reúne a personajes típicos como el kurent y el laufar de paja y lanas y el dragón, emblema de la ciudad, ya que según la leyenda, Jasón y sus argonautas, lo abatieron aquí.
Además la plaza del Congreso acoge un mon- tón de actividades para la familia y en el mercado central, una nave porticada paralela al río, hay puestos con salchichas, carnes a la brasa y otras delicias eslovenas.
Localizada en el centro del país, entre los Alpes Julianos y el Mediterráneo, Liubliana es una ciudad pequeña con una peculiar mezcla de estilos a causa de dos terremotos y de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
Desde el siglo XII está presidida por el castillo, en lo alto de la colina de Grad, al que se puede llegar en funicular desde la plaza del Ayuntamiento. Frente a este edificio góti- co, se encuentra la Fuente de los Tres Ríos de Carniola, y la Casa Lichtenberg, del sigloXVI.
La plaza del poeta
La plaza Franz Prešeren, con la estatua del poeta nacional del romanticismo, es la más famosa. Allí destaca la iglesia barroca de la Anunciación, con sus grabados en latín, las Galerías Emporium, y el Triple Puente, obra de Jože Plecnik, principal arquitecto de la ciudad, que rivaliza en popularidad con el puente de los Dragones, un bello ejemplo de art nouveau, en hierro y hormigón, y uno de los primeros de este tipo en Europa, con cuatro enormes estatuas de dragones en bronce, dos en cada extremo del puente, y otras 16 más pequeñas.
El parque Tivoli es el pulmón verde con un bello paseo diseñado también por Plecnik, un invernadero, una biblioteca al aire libre y el castillo, residencia del mariscal Radetzky, protagonista de la marcha de Strauss. Aquí se concentran tres grandes museos: la Galería Nacional, el de Arte Moderno y el Nacional. No hay que perderse el Metelkova, un cuartel, reconvertido en galerías de arte, bares y discotecas, y una prisión que hoy es albergue.