El teleadicto
A mi radar mediático se le había escapado ¿Dónde estabas entonces?, quizá porque la nostalgia es un material radiactivo para mi gusto. Pero me bastó el viaje a 1986 para darme cuenta de que me he perdido un programa comprometido y necesario. Del repaso me dejó tocado ver cómo se trató en su día a los enfermos de sida, y por supuesto me puse de pie para aplaudir una entrevista de Mercedes Milá al que entonces era director de TVE, José María Calviño. Un cara a cara hoy inimaginable en el que le dice a su jefe que es un mentiroso y un manipulador. Fue un gran acierto que Milá accediera a comentarlo con Ana Pastor, generando así un esperanzador cordón umbilical entre periodismo de raza. Días después, también vi a Iñaki López echando flores a Mercedes… ¿Me he perdido algo? Sabiendo que la relación entre la ella y Mediaset pende de un hilo, sospecho que La Sexta ha iniciado una campaña de seducción para reclutarla. Una figura como la suya sería oro en el equipo de Ferreras, Pastor, Pardo, Mendizábal y compañía. Si la oferta está sobre la mesa, y mi olfato dice que así es, la animaría a dar el salto. Y hablando de referentes femeninos, todavía resuena la reacción burlesca ante la exclusiva de Ana Rosa sobre los mensajes de Puigdemont. Si alguien cree que puede restar valor a la noticia ridiculizando al mensajero, se equivoca doblemente. Primero, porque esas imágenes están hechas de algo imposible de tapar, que se llama verdad; y segundo, ven tú a minusvalorar a las periodistas que se curtieron en los ochenta. Que te vas a ir calentito como el director de TVE.