Vida sana. Salud en blanco
Su consumo lleva varios años en descenso, sin embargo las propiedades nutricionales de la leche son difícilmente sustituibles.
Cada vez tomamos menos leche. Así lo señala el último Informe de coyuntura del sector vacuno de leche, publicado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Esta situación afecta especialmente a la leche entera. El 46 por ciento de la vendida en 2016 era semidesnatada; el 29, desnatada y el 25 tenía toda su crema. “Las principales diferencias son relativas a las calorías y a su contenido en proteínas, que varía en función de la cantidad de grasa; su elección debe depender del estilo de vida, la edad...”, señala Ángel Gil, presidente del Comité Científico del Programa Europeo “Di que sí a 3 lácteos al día, por lo menos”.
¿Qué nos aporta?
Últimamente este alimento básico de la dieta mediterránea ha tenido que hacer frente a los bulos y a las alternativas de origen vegetal que se presuponen más saludables. Sus detractores alegan que la leche engorda, que sube el colesterol, que sienta mal a la digestión y que no deberíamos tomarla más allá de la infancia –la raza blanca es la única que lo hace–, como los otros ‘animales’.
Lo cierto es que la leche nos aporta una amplia variedad de nutrientes esenciales: proteínas, carbohidratos, minerales, vitaminas y grasas. “Los ácidos grasos saturados son importantísimos para el ser humano, porque suponen una fuente de energía”.
Además, los no intolerantes no tienen ningún problema en su consumo. Los seres humanos poseemos una enzima intestinal llamada lactasa que se encarga de hidrolizar la leche, ayudando a digerirla y absorberla correctamente. Y en cuanto a otros productos como los yogures y las leches fermentadas tie- nen bajos niveles de lactosa, por lo que pueden ser admitidos por las personas con este problema.
El mineral clave
Tal como señala la FAO: “La leche de vaca es una fuente rica de calcio, más rica que la leche humana”. Este es el mineral más abundante en el organismo, esencial para nuestra densidad ósea y otras fun- ciones, como la actividad enzimática, la hormonal o el transporte de oxígeno.
Pero... ¿por qué leche de vaca y no de oveja o cabra? La de oveja tiene mayor concentración de vitaminas y minerales y la de cabra, con menos proteína de leche y más indicada para los bebés. Elegir una u otra depende del bolsillo pero, sobre todo, de nuestras necesidades.