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Cosmo estrena una serie ambientada en los años veinte

Jazz y gángsteres enmarcan esta lujosa serie de 11 capítulos con un puñado de mujeres delante y detrás de la cámara.

- Óscar Cabrera

Guionistas , directoras y protagonis­tas. La serie de 11 capítulos, Frankie Drake Mysteries, que Cosmo estrena el domingo 8, cuenta casi exclusivam­ente con mujeres delante y detrás de la cámara. Creada por Carol Hay y Michelle Ricci, autoras de Murdoch Mysteries, de gran éxito en Canadá, y dirigida por Leslie Hope (Suits), entre otras, está protagoniz­ada por cuatro actrices y ambientada en la ciudad de Toronto en 1921, tres años después de que las sufragista­s consiguier­an el voto femenino en el país. F rank ie Drake (Lauren Lee Smith) boxea, conduce una moto, lleva un arma, bebe… y, lo más importante, es dueña de la Agencia de Detectives Drake, especializ­ada en casos que la policía local guarda en un cajón.

Junto con su ayudante Trudy Clarke (Chantel Riley), la gendarme Mary Shaw ( Rebecca Liddiard) y su amiga Flo (Sharron Matthews), la única mujer que se atreve a entrar en la morgue, Frankie tiene que investigar un caso, el paradero de un collar de perlas reemplazad­o en una caja fuerte por una pluma de pato. Es su trabajo más importante tras semanas dedicadas a infidelida­des matrimonia­les. La pluma es una ‘firma’ que utilizaba alguien muy cercano a Frankie: su padre ya fallecido.

Cantante y actriz

Además de Lauren Lee Smith (C.S.I) la mitad del protagonis­mo de esta nueva serie recae en la cantante y actriz de origen jamaicano Chantel Riley, aquí una detective negra que se desenvuelv­e con destreza en un mundo de hombres blancos. “Por eso acepté este papel –revela Riley, una estrella en Canadá y una de las caras de la leona Nala en el musical de Broadway El Rey León–, ya que Trudy era una mujer libre y suficiente en una sociedad muy racista”.

Un tal Hemingway

De la cómplice relación entre Frankie, toda temperamen­to, y Trudy, más calmada y práctica, nacen los mejores momentos de una serie en la que destacan la ambientaci­ón y decorados de Armando Sgrignuoli, el vestuario tipo El gran Gatsby de Amanda Wood y los sonidos envolvente­s del jazz. “Mi personaje juega con todo eso – dice Chantel Riley–, ya que unas veces soy una sensual cantante que actúa en locales de lujo, y otras una enfermera que pasa inadvertid­a”.

Sin embargo y después de todo esto, el episodio piloto se reserva una sorpresa muy masculina. Uno de los avezados reporteros del Toronto Star, que investiga el caso del collar, será un tal Ernest Hemingway. Nada menos.

“Trudy es una chica libre en una sociedad racista” (Ch. Riley)

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Foto: Christos Kalohoridi­s

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