Vida sana.
La importancia de la fibra
La fibra desempeña funciones muy importantes dentro de nuestro organismo, más allá de la regulación del tránsito intestinal y la prevención del estreñimiento. Lo curioso es que nuestro cuerpo es incapaz de procesarla, pues carece de las enzimas necesarias. Es decir, este hidrato de carbono no puede ser ni digerido por el estómago, ni absorbido por el intestino delgado. Sin embargo, sí puede ser fermentado por la flora intestinal, un proceso que permite descomponerla en ácidos grasos de cadena corta.
Son estos últimos los que nos interesan, pues proporcionan energía a las células del colon y ayudan a formar la mucosa que protege el intestino. También intervienen en el metabolismo de nutrientes como los carbohidratos y la digestión de las grasas.
Entre los beneficios de la fibra están: su contribución a la reducción del colesterol, ya que lo retiene y lo elimina, o la prevención de las enfermedades del colon, como la diverticulitis, que son pequeñas protuberancias en forma de saco que se pueden formar en el revestimiento del aparato digestivo.
A su vez, contribuye al retraso del vaciado gástrico y a una absorción más lenta de los nutrientes, evitando los picos de glucosa que se producen cuando comemos.
Los españoles, por debajo
Incorporar la fibra en la alimentación es aún una asignatura pendiente para los españoles. Según el estudio ANIBES, coordinado por la Fundación Española de Nutrición (FEN), la ingesta media de fibra de nuestra población adulta se sitúa en torno a los 12,5 gramos
diarios, una cifra muy por debajo de lo calculado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que establece su recomendación en los 25 gramos diarios.
Este mismo estudio comprobó que las personas con un peso normal consumían una mayor cantidad de fibra que aquellas con obesidad o sobrepeso.
Uno de los primeros pasos para incrementar su consumo es ase- gurarnos de que en cada comida hay al menos un alimento rico en fibra. Pero podemos seguir otras sencillas recomendaciones, según señala la nutricionista Itziar Digón: “Cambiar la versión original por la integral, añadir salvado de avena a las sopas, incluir semillas en los yogures o aumentar la proteína vegetal”. Esta serie de pequeños gestos nos ayudará a sentirnos mejor.