El teleadicto
Antes de hincarle el diente a la enésima entrega de Masterchef, me gustaría hacer balance de su programa mellizo, Maestros
de la costura, una receta que todavía no ha dado con su punto pero que me ha dejado un interesante sabor de boca. Creo que la principal razón por la que la cremallera no terminó de subir es que nunca han tenido claro cómo combinar el serio y discreto oficio del hilo y la aguja con el brillo y la fantasía del diseño de moda. El show pedía a gritos un poco más de creatividad y vistosidad en las pruebas, pero la escasez de tiempo terminaba por convertir cada reto en una agonía por rematar bajos y dobladillos, lo que no puede considerarse un material televisivo de primera clase. El original y variado casting salvó esa falta de gracia de base. El jurado empezó encorsetado y trabado, pero, desde luego, gracias a la genial personalidad de Lorenzo Caprile y a la inesperada sencillez y empatía de Palomo Spain, han rematado de forma notable. Si hay una segunda edición, que ojalá, el formato quizá debería quitarse complejos, no pecar de purista y abrirse más a la diversión, con una propuesta más creativa. Hablando de costuras, me fascina cómo se está tejiendo la relación entre Mercedes Milá y La Sexta. Jordi Évole les regaló un merecidísimo homenaje a ella y a su estilo periodístico –qué bueno, por cierto, que el presentador de
Salvados reconociera que se iba a los bares a ver el canal 24 horas del primer Gran Hermano–. Veo muy claro que Milá sí que está en su punto para ponerse al frente de un espacio de entrevistas, y también para colaborar en cualquier buque insignia de esa cadena. Ojalá lo borden.