Raúl Olivo encarna al narco colombiano en Serviryproteger
A pesar de ser venezolano, conquistó a los productores gracias al deje que caracteriza al malvado de la serie de La 1.
Estaba rodando dos telenovelas cuando le llamaron para interpretar a Alejandro Somoza en Servir y proteger. La única condición era que tuviera acento colombiano. Y el vídeo que el actor venezolano mandó a la productora con su versión les convenció. Semanas después, Raúl Olivo se trasladó a Madrid, donde no le importaría fijar su residencia. “Estoy como en casa”. Locuaz y seductor, asegura vivir una experiencia intensa como el villano de la ficción de La 1.
¿Cómo creaste la voz de este personaje?
Al ser colombiano, y de una zona determinada, no valía cualquiera. Lo he creado solo para este papel, aunque también he interpretado otros en México y Argentina. Hablo todos los acentos y me los suelo trabajar bastante.
Ahora están de moda los narcos en televisión. ¿En quién te has inspirado?
En nadie real. Lo he creado tras las indicaciones del guión y con algunas propuestas mías. Quizá me ha inspirado la película El padrino. Aunque no están al mismo nivel, sí es tranquilo, elegante y tiene mucha clase.
Eres muy versátil: cantante, modelo, actor...
Empecé como modelo. De ahí me enamoró la cámara y llegué a la interpretación. Estudié Administración de Empresas, y la música es un hobby. Disfruto con lo que hago y le pongo el corazón a todos mis proyectos.
Ya conocías el mercado español por la serie Perdóname, Señor...
Fue una experiencia muy bonita, me dio a conocer en este país y la oportunidad de hacer contactos para futuros trabajos.
“Somoza está
inspirado en la película
El padrino”
¿Eras consciente de lo que suponía una diaria?
Había trabajado en alguna en América, pero allí las escenas se graban con pinganillo, y aquí no existe. Y me gusta mucho porque me obliga a concentrarme más.
¿Cómo te llevas con Quintero, tu rival en pantalla?
Eduardo [Velasco] es un actor increíble, además de un buen amigo. Tenemos mucho pique en las tramas de la serie, y Somoza está empezando a perder la paciencia.