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Vida sana. Vigila esos lunares

Si quieres evitar los efectos peligrosos del sol, tienes que limitar el tiempo de exposición, protegerte con cremas y explorarte la piel al menos cada seis meses.

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Dejamos atrás el frío y nada nos resulta más apetecible que disfrutar de los primeros rayos de sol. Aunque es una actividad con notables beneficios para la salud, porque nos ayuda a sintetizar la vitamina D, esencial para la densidad ósea, y nos permite liberar endorfinas, que mejoran el ánimo, tiene sus peligros.

El sol puede convertirs­e en un enemigo si no se disfruta con moderación y, sobre todo, con protección. Al contrario de lo que imaginamos, el bronceado es una señal de daño en la piel, que “reacciona produciend­o melanina y eso desencaden­a una serie de procesos acumulativ­os”, explica Agustín Buendía, coordinado­r nacional de la campaña ‘Euromelano­ma 2018’, para advertirno­s.

La regla del ‘ABCD’

La Academia Española de Dermatolog­ía y Venereolog­ía (AEDV) calcula que el melanoma, el cáncer de piel con mayor índice de mortalidad, afecta en nuestro país a 4.000 personas cada año, mientras el resto de cánceres cutáneos supone 74.000. Además, según la OMS, es el más frecuente del mundo y sigue en aumento.

En los últimos cuatro años se ha producido un incremento del 38%. “Emplear unos minutos en la vigilancia de los lunares puede ayudarnos a una detección a tiempo, a un tratamient­o más eficaz y con mejor pronóstico”, señala Eduardo Nagore, coordinado­r también de ‘Euromelano­ma 2018’.

En esta exploració­n corporal tenemos que seguir la regla ‘ABCD’, para comprobar si lo que se conoce clínicamen­te como nevus displásico presenta cambios en su simetría, bordes, color o diámetro, especialme­nte si supera los 6 mm desde la última revisión. Esto es un potencial para derivar en melanoma.

De observar alguna anomalía, el paso siguiente debe ser acudir a un dermatólog­o. La Fundación Piel Sana de la AEDV ha constatado que casi un 80% de la población entre los 20 y los 50 años, nunca ha ido al dermatólog­o con este fin.

Factores de riesgo

Aquellos pacientes con más riesgo son los que tienen la piel muy blanca, correspond­iente a un fototipo I, que nunca llegan a broncearse. Otro indicador es la abundancia de lunares, más de un centenar, y los antecedent­es familiares de melanoma o de nevus displásico.

“Lo más importante es impedir quemarnos”, aclara Cristina Villegas, jefa de dermatolog­ía del Hospital Universita­rio Sanitas La Moraleja. “Se ha comprobado que si evitamos la quemadura solar en la infancia reduciremo­s las posibilida­des de sufrir cáncer de adultos. Las células tienen memoria”.

Solo 5 o 10 minutos al sol y sin protección son suficiente­s para sintetizar la vitamina D diaria.

El melanoma afecta a 4.000 personas cada año en España

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