El teleadicto
“Os vais a aburrir sin dar caña al PP todo el puto día”, le decía una airada Celia Villalobos a Ana Pastor a las puertas del Congreso cuando su partido perdía la moción de censura. Tiene un punto de razón en el sentido de que la corrupción es gasolina para programas como
Al rojo vivo o El intermedio, pero la potencia de La Sexta tiene una base mucho más grande, como se volvió a demostrar esta semana: con TVE en un agujero negro del que va a tener complicado salir y con Telecinco y Antena 3 pujando por ser la voz del nacionalismo español, la cadena de Ferreras es la referencia por su viveza y diversidad. En cualquier caso, la expresión de Villalobos es un ejemplo claro de que el partido ya en la oposición necesita un reseteo mediático, de ahí que el fichaje de Isabel Rábago como asesora para preparar a los políticos para las tertulias no suene tan a El Mundo Today.
Los millones que la veis
en Supervivientes entenderéis que esa labor tiene sentido: la periodista, en su ámbito, tiene un dominio total de los tonos televisivos, de cómo pasar del argumento encendido a la sonrisa cómplice. Ridiculizarla es no conocer los resortes que mueven al público. Se podría decir que tiene el Factor X de colaboradora, un elemento que no se puede aplicar a las fases por las que pasa el reality que lleva ese nombre. Pese al muy interesante casting y al tirón de los jueces, el show de Risto y compañía se ha torcido en un proceso de eliminación sobreactuado y con una edición dubitativa. Al contrario que OT, con quien se autocompara siempre con una superioridad injustificada, su curva de popularidad le augura un final de legislatura complicado.