‘Mi madre cocina mejor que la tuya’
Así son los chefs que capitanean los equipos que se enfrentan en ‘Mi madre cocina mejor que la tuya’ por 6.000 euros de premio.
Descubrimos quiénes son Pepa Muñoz y Rodrigo de la calle, los chefs que capitanean los dos equipos que compiten por el mejor plato.
Pepa Muñoz y Rodrigo de la Calle guisan en el concurso de Telecinco
Por unos días, Pepa Muñoz y Rodrigo de la Calle, dejan sus cocinas por el plató de Mi madre cocina menor que la tuya, como capitanes de los cuatro equipos que se retan por 6.000 euros.
Recetas prácticas
El madrileño ha presentado Cocina conmigo ( Nova), Cenas frías (Canal Cocina) y ha juzgado a chefs en Abran fuego (Telemadrid); para la sevillana, esta es su primera vez. “Estoy a gusto en el formato, por mi estilo de cocina, tradicional. Además es muy didáctico; tiene humor, ten- sión y el talento de Santi Millán”, dice Pepa.
“Que los cocineros abramos el programa haciendo nuestros propios platos es un lujo. Me vuelve loco enseñar; casi más que cocinar”, asegura Rodrigo, Premio Nacional de Gastronomía 2017.
Ella hace recetas tradicionales renovadas, sin grasas y con productos de su huerta en Ávila, libre de pesticidas. Él, apuesta por la vanguardia, con la verdura de principal, y la carne y pescado, como aderezo. Su estrella, el Tartar de remolacha.
Ellos eligen la mejor pareja que los represente en la gran final. “Nuestro pique es sano y divertido; prueba de que nuestros estilo de cocina pueden conviv i r. Y aunque defendemos a nuestro equipo, al final tiene que ganar la gastronomía”, dice el chef. El veredicto final recae en Juan Echanove. “Tiene criterio; sabe comer, conoce bien los productos, y nuestra profesión”, dice la dueña de El Qüenco de Pepa, con pasión por los pucheros en su ADN. “Aprendí a cocinar en el negocio fami- liar. Soy la única de los seis hermanos que se dedica a ello, y mi hija, Lola, de 11 años sigue mi estela; ¡da gusto verla levantar hojaldre a su edad!”
Oficio en el ADN
“Nuestro pique es sano, y gana el mejor plato”
Rodrigo también lo lleva en la sangre. “Mi padre cerro su restaurante, por hartazgo, cuando nací. Pero le salió el tiro por la culata: me apunté a una escuela de hostelería a escondidas, y aquí estoy”, dice el propietario de El invernadero.
Quedan dos entregas por emitir. “Los hemos hecho con mucho cariño y ojalá la cadena apueste por su versión diaria”, concluyen.