Vida sana.
La cistitis afecta a cuatro de cada diez mujeres. Te contamos cómo prevenirla y combatirla también en verano.
La cistitis, ese mal tan común
En esta época pocas cosas resultan más apetecibles que tomar el sol en la playa y estar todo el día en bañador, pero se trata de uno de los factores que puede desencadenar la cistitis, una inflamación de la vejiga producida, generalmente, por una infección bacteriana. Un problema que cuatro de cada diez mujeres sufren a lo largo de su vida.
“Tanto el aumento de la sudoración como llevar prendas mojadas aumentan la humedad en la zona perineal y favorecen la proliferación de estas bacterias”, asegura Luis Delgado, médico de familia de los Centros Médicos Mapfre.
No vienen de fuera
Al contrario de lo que muchas personas piensan, estos gérmenes no se contraen por ir a baños públicos, sino que convivimos con ellos siempre. De hecho, según los laboratorios Cinfa, el 75 por ciento de estas infecciones son producidas por E.coli, una bacteria que habita en el sistema digestivo de seres humanos y animales.
El verdadero problema viene cuando nuestras barreras naturales no son capaces de impedir la colonización de la vejiga. “En épocas de mucho estrés, insomnio y cambios hormonales, nuestra inmunidad baja”, asegura Manuel Gutiérrez, urólogo del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz.
Además, a medida que nos hacemos mayores, las glándulas que están al lado de la uretra, encarga- das de lubricarla y defenderla, dejan de funcionar.
Por qué a nosotras
“Las mujeres somos más propensas a padecer este problema debido a la anatomía del tracto urinario”, explica la doctora Yelitza Andrés, de Urosalud.
La uretra femenina es más corta que la masculina, en concreto siete centímetros menos. Esto hace que se encuentre más cerca del ano y aumenten las posibilidades de que los gérmenes se traspasen.
También somos más proclives al estreñimiento, otro factor que predispone a sufrir cistitis.
En estos casos la prevención es clave. Es necesario beber mucha agua e ir al baño con frecuencia, llevar una al imentación equilibrada, evitar la ropa muy ajustada o de tejidos que impidan la transpiración, y no abusar de la higiene íntima. Nuestra inmunidad se reduce con las relaciones sexuales, por lo que conviene orinar antes y después del coito.