Juan Echanove
El actor valora su experiencia en el concurso culinario y sus próximos proyectos, justo cuando cumple 40 años en la profesión.
ejerce de juez en Mi madre cocina mejor que la tuya, y protagonizará un drama policial
Descubrimos su pasión por la gastronomía en Un país para comér
selo, de La 1, y hemos vuelto a ver a Juan Echanove entre fogones como juez del concurso Mi madre cocina mejor que la tuya, hasta el martes 7.
¿Qué te hizo aceptar?
La seriedad del formato, a la vez dinámico y vibrante; la presencia de Pepa Muñoz y Rodrigo de la Calle, grandes chefs y, además, amigos míos; y sobre todo mis ganas de trabajar con Santi Millán, un animal televisivo.
Y has decidido quiénes eran los merecedores de los 6.000 euros.
En efecto, entre las dos parejas finalistas. He valorado con rigor la preparación de la receta, la ejecución, la limpieza, y la presentación.
¿Has sentido presión por tener que juzgar?
No, ninguna. Para presión la de un piloto de avión cuando tiene que aterrizar en Bilbao con mucho viento. Nadie me ha influido y han respetado mi veredicto desde el principio. De no haber sido así, no habría hecho el programa. Los paripés no me van.
¿Desde cuándo cocinas?
Desde los 15 años, cuando mis padres pasaron tres meses en Argentina por la profesión de mi padre, ingeniero. No me atraía el menú de cafetería y, además, ahorraba. Empecé con la carne, seguí con pasta, legumbres… Pero mi pasión por la gastronomía va ligada a mi oficio.
¿En qué sentido?
En junio cumplí 40 años de trabajo; de viajes por toda España y comidas fuera de casa. Eso me ha hecho interesarme por los cocineros y las vicisitudes de su profesión. También valorar al que elabora una morcilla maravillosa o se juega la vida en el mar para que tú puedas comer una lubina.
Eres miembro de honor de la Academia de Gastronomía. ¿Te consideras un maestro de los fogones?
No, pero dicen que se me da bien. Soy capaz de preparar una comida para 20 personas con seis o siete platos. Me gusta ir al mercado, elegir las piezas, coleccionar cuchillos… y todo tipo de aparatos.
Si fueras anfitrión de Santi Millán, ¿qué plato le elaborarías?
Quizá un marmitaco de bonito, junto a un buen tinto de Rioja de diez años por lo menos.
No te tienta abrir un restaurante?
¡Qué va! Un negocio así es sacrificado, estresante y exige que le
dediques toda tu vida.
¿Ves talents culinarios?
Sí, sobre todo los infantiles. También me gustan los de música y baile. En general procuro estar al día de lo que se hace en la tele, salvo en corazón. Yo evito eventos, fiestas y alfombras rojas, salvo si estoy nominado a algún premio.
¿Feliz de tus 40 años de carrera?
Sí, no he parado, y sin presentarme a ningún casting. Tengo cierto talentito pero el 95 por ciento ha sido suerte. Creo mucho en ella, e intento provocarla.
¿Cómo gestionas la popularidad llevando tanto tiempo?
De maravilla. La gente suele ser amable; la considero como clientela para mis funciones de teatro.
¿Qué proyectos tienes?
Vuelvo a la ficción, una serie para Telecinco; un drama policial aún sin título. Y voy a estrenar Rojo, de John Logan, con Ricardo Gómez, sobre la relación entre el pintor Mark Rothko y su asistente. También la produzco.
¡Te reencuentras con Ricardo!
No hemos dejado de tener relación. Es casi como mi segundo hijo. Estoy orgulloso de su progreso ¡como actor y gourmet! Disfruta de la comida; me pide consejo sobre libros y restaurantes…
“Estoy al día de lo que se hace en la tele, salvo en corazón”