Si te lo perdiste…
Lo reconozco, no he podido evitar acercarme a Vida perfecta, la serie de Leticia Dolera, con suspicacia. Considero que la polémica por apartar del proyecto a una actriz por quedarse embarazada fue pertinente, no tanto por el hecho en sí, que me parece creativamente justificado, sino por la sospecha, casi certeza, de que en el caso de que otro director se hubiera visto en esa misma encrucijada, Dolera lo habría censurado con perspectiva feminista. Que hubo cierta hipocresía en su postura, vaya.
Con ese prejuicio bien presente, percibo que justo el personaje en el que se produjo el cambio de actriz es el más flojo a nivel interpretativo. Y tampoco veo del todo fina a la protagonista, porque a ratos está brillante, pero en muchas ocasiones no aprovecha escenas muy bien escritas y dirigidas (por ella misma). Porque la serie de Movistar, y desde aquí los prejuicios ya no tienen cabida, cuenta con un guión espléndido, con las dosis justas de costumbrismo cool, de cachondeo y, lo más importante, de defensa de una visión del mundo íntimamente revolucionaria. En los temas más evidentes, como la inclusión de las personas con discapacidad, y también en otros más sutiles que rezuman empoderamiento femenino en el mejor de los sentidos. Y todo envuelto, aunque pueda parecer paradójico, con una honestidad de fondo que le da trascendencia como hito generacional. En definitiva, considero que es una serie imperfecta, sí, pero también imprescindible.