‘Volverte a ver’.
Gracias a un equipo de cien personas, a un enorme plató plagado de luces y a un presentador entregado, las historias de cada programa logran tocar el corazón de la audiencia.
Supertele se cuela en un día de grabación del espacio presentado por Carlos Sobera
Este programa es bonito y positivo, por eso todo el mundo quiere participar”, explica Josep Tomás, director de Volverte a ver, que comanda un equipo de 40 personas en redacción, pertenecientes a la productora Bulldog TV –creadora, entre otros formatos de Supervivientes, cuya gala de Madrid también dirige él–, y otras 60 de la parte técnica, en su mayoría, de la plantilla de Mediaset.
Un halo de misterio
Supertele tuvo la oportunidad de colarse en su redacción y en su plató para comprobar cómo se montan y se graban las historias, pero sin que nos desvelaran muchos detalles, porque, según su director: “Cada maestrillo tiene su librillo. Es cierto que tenemos un equipo que posee bastantes recursos, pero no se pueden contar, es como desvelar un truco de magia”.
Ese halo de misterio con el que Josep rodea la valiosa tarea de convencer a una persona para que vaya a plató y sea sorprendida, a veces con final feliz y otras no tanto, nos deja con la miel en los labios, pero descubrir después en directo cómo es el cuidado engranaje de este formato, copa nuestra curiosidad.
El que da la cara por este equipo y suele llevar a buen puerto estos casos cada viernes por la noche en Telecinco es Carlos Sobera. Apoyo fundamental del director, comparte pinganillo con él en las grabaciones. “Ambos llevamos el caso desde realización. Improvisa de manera
brutal y tiene mucha culpa del éxito del programa. Le da el tono perfecto”, dice Tomás. .
Los favoritos de Sobera
Por su lado, el presentador se sumerge en cada historia y entrevista tanto al buscado como al buscador. “Mi labor es aportar humanidad y sensibilidad para crear empatía con los protagonistas y que afloren los sentimientos con facilidad. En directo me pasan muchas cosas, y eso significa que el programa está vivo”. Como a Tomás, sus historias favoritas son las de los ‘biológicos’ que buscan sus orígenes, “y las que superan enfermedades. Eso te ayuda a relativizar todo”, asegura Sobera.
En el enorme plató, en el que llama la atención el gran despliegue de luces y focos de colo
res que lo cruza, todo funciona como un reloj. Después de la reunión del equipo para concretar la escaleta, entra el público. Con la puerta giratoria cerrada, el regidor graba los objetos, señuelos de los protagonistas, y cámaras, sonido, luces y producción se ponen en marcha, con el handicap de no saber nunca la resolución de cada caso.
La intriga es otro ingrediente de la grabación y el equipo y el público lo viven con expectación. Una cámara instalada en una grúa, situada a ambos lados de la gran puerta, se gira según en qué zona se grabe, así como la steadicam. Cuando Sobera entra en plató para el ensayo, es recibido con aplausos. Ese día, Nika, de OT, tras cantar con su grupo, dará una sorpresa a una fan.